jueves, 30 de marzo de 2017

Ed Gein, “el carnicero de Plainfield” - Asesinos seriales



Ed Gein fue uno de los asesinos más tristemente célebres de la historia criminal de Estados Unidos, también conocido como “el carnicero de Plainfield” (Wisconsin), en honor a la localidad donde cometió los hechos. Su caso inspiró muchos de los personajes más conocidos e icónicos de obras literarias y cinematográficas de terror y suspense de los años 60, 70, 80 y 90, como por ejemplo, Norman Bates (“Psycho”, de Alfred Hitchcock, 1960), Leatherface (“The Texas Chainsaw Massacre”, de Tobe Hooper, 1974) o Buffallo Bill (“The silence of the lambs", de Jonathan Demme, 1990).

El contexto de la vida y los asesinatos de Ed Gein

Para entender mejor la historia de Gein, debemos trasladarnos a la América profunda de los años 50, una sociedad muy marcada por prejuicios e ideales sexistas ya desfasados en nuestros días. Un claro ejemplo sería la censura que se hacía en las radios y televisiones con respecto a la vida matrimonial (muchos se mostraban en programas o anuncios televisivos durmiendo en camas separadas en la misma habitación), además de una evidente voluntad de eliminar todos aquellos símbolos e imágenes que pudieran incitar a cometer ‘pecados carnales’.

Ed Gein nació y se crió en una granja a las afueras de un pueblo llamado Plainfield (condado de La Crosse, Wisconsin), fruto de la unión de George, un alcohólico maltratador que se caracterizaba por su falta de devoción hacia su familia, y Augusta. Ella, que era una fanática religiosa con fuertes convicciones que despreciaba a los hombres, consideraba a las mujeres el objeto de pecado del que debía mantener alejados a sus dos hijos, Henry (1902) y Ed (1906).

Este matrimonio se caracterizó por un estilo de crianza deficiente que supuso el primer factor relevante que contribuyó a crear la personalidad antisocial de Ed: muchos sociópatas lo son no solo por características inherentes que los moldean de esa forma, sino mucho más importante, por haber recibido una educación de sus progenitores que los han alejado de toda actividad prosocial y los han abocado hacia una socialización desviada, volviéndolos incapaces de asumir responsabilidades y/o adaptarse a las reglas y expectativas de la sociedad en la que viven.

Por ello, la infancia de Ed y su hermano fue muy dura: su madre les impuso una estricta disciplina y constantemente les castigaba y daba palizas, incapaz de mostrar nunca ningún afecto o amor por sus hijos; mientras el padre gastaba todo su dinero en la taberna del pueblo. Contrariamente a lo que años después pudiera parecer, Ed Gein sentía una gran aversión por la sangre y las matanzas o sacrificios de animales, actividades por otro lado típicas en pueblos dedicados a la ganadería. De hecho, quedó muy marcado cuando, de adolescente, presenció a hurtadillas a través del cristal de la puerta del matadero de la tienda de sus padres cómo él sostenía a un cerdo por las patas mientras la otra, armada con un largo y afilado cuchillo, le abría el vientre en canal y le sacaba las tripas con una gran habilidad al animal, que agonizaba entre estridentes chillidos.

La personalidad de Ed Gein: una adolescencia tormentosa

A pesar de esto, también es cierto que Ed se aficionó a leer cómics, revistas y libros acerca de asesinatos, muerte o violencia ("Tales from the Crypt", entre otros) e incluso sobre las torturas que se llevaron a cabo en los Campos de Concentración nazis. Estos temas causaron una gran fascinación en él, llegándole a absorber y aislar hasta perder la noción de la realidad. Aunque asistía a la escuela, su madre le prohibió forjar amistades con sus compañeros (y mucho menos compañeras) alegando, Biblia en mano y a golpe de versículos, que éstos eran pecadores y debía alejarse de ellos.

Si bien la primera responsabilidad parental consiste en proporcionar las necesidades básicas de los hijos (alimentar, cobijar y proteger), la segunda función más importante es la socialización de los mismos, y pueden llevarla a cabo los dos progenitores, el padre o la madre. En este caso, la madre. De modo que debido a la incompetencia de Augusta en educar a Ed, otorgarle los recursos necesarios para poder vivir en sociedad y permitirle socializar con sus pares, éste aumentó su tendencia al retraimiento, la marginalidad y la soledad, refugiándose en las fantasías de muerte y depravación de los cómics y libros que leía encerrado en su cuarto. Esta predisposición ermitaña y obsesiva compondrían el segundo factor que forjó su personalidad y lo definieron para el resto de su vida.

La muerte del padre, George Gein

Tras años de borracheras, palizas a su mujer e hijos, vejaciones y constantes desprecios, George Gein murió en 1940 a los 66 años. Desde ese momento, el negocio familiar empezó a ir mal. Ed y Henry tuvieron que buscar trabajo y aportar dinero a casa. Esto hizo que su relación se estrechara, no obstante se volvió tensa cuando Henry observó la relación de dependencia y el evidente complejo de Edipo desarrollado por su hermano pequeño.

El Complejo de Edipo es una expresión que Sigmund Freud utilizaba para referirse al supuesto conflicto que experimentan los niños al sentir un deseo incestuoso por su madre, mientras que hacia su padre y cualquiera que amenace esa relación los sentimientos son de hostilidad e ira. Por eso Henry optó por alejarse e intentar mantenerse al margen de esa relación tan tóxica, oponiéndose a las órdenes de su madre.

Murió en extrañas circunstancias en un incendio causado por unos rastrojos que él y su hermano quemaron tras el jardín de su granja, y aunque su cadáver presentaba evidentes golpes en la cabeza realizados con un objeto contundente, en el informe de defunción se catalogó la muerte por asfixia. Corría el año 1944. Poco después, Augusta Gein sufrió un ataque al corazón y Ed la cuidó devotamente hasta su muerte doce meses después. Tras lo sucedido, cerró con llave la habitación de su madre, conservándola intacta tal y como ella la había dejado, y empezó a realizar pequeños trabajos para sus vecinos.

La pérdida de su madre significó el tercer factor que moldeó la personalidad de Ed Gein y supuso el detonante de los asesinatos y actos que cometió, que tuvieron dos claros motivos: el primero, la voluntad de mantener viva la idea o ilusión de que su madre seguía con vida y en casa. El segundo, la obsesión por el género femenino producto de años de represión, reprimendas y castigos que Augusta había ejercido sobre él.

Sus primeros asesinatos

El 8 de diciembre de 1954, un granjero del pueblo llamado Seymour Lester entró en la taberna de los Hogan y la encontró desierta a pesar de estar la puerta abierta y las luces encendidas. Al ver que nadie salió a atenderle, indagó por la estancia y encontró un cartucho calibre 32 junto a un rastro de sangre seca que empezaba justo detrás de la barra y conducía hasta más allá la puerta trasera.

El rastro conducía hasta el aparcamiento de detrás del local, donde el hombre pudo observar que el coche de la propietaria, Mary Hogan, seguía aparcado en su sitio habitual y que el río de sangre se perdía junto a unas marcas de neumáticos recién hechas en la nieve.

La noticia acerca de la desaparición de Mary Hogan causó un gran impacto en la pequeña localidad de Plainfield y se dispersó por los pueblos de los alrededores. Todos los habitantes del pueblo especulaban acerca de lo que le podía haber sucedido. El dueño del aserradero recordó haber visto a Ed Gein sentado al fondo de la barra de la taberna de Hogan, solo y absorto en sus pensamientos, contemplando a la propietaria con ojos fríos e inexpresivos. Él y muchos otros vecinos que habían conversado con Ed, recordaron cómo éste bromeaba frecuentemente sobre el paradero de Mary Hogan con frases como “No ha desaparecido… De hecho está ahora mismo en mi granja”.

Pero ninguno de estos comentarios alarmaron nunca a nadie, puesto que lo atribuían a otra muestra más del comportamiento excéntrico del granjero.

Más asesinatos a sangre fría

El 16 de Noviembre de 1957, cuando el caso ya empezaba a quedar en el olvido, Ed Gein asesinó a la dueña de una ferretería, Bernice Worden, disparándole un tiro en la cabeza con un rifle de caza. De la misma manera que tres años antes, arrastró el cuerpo hasta la parte trasera del local, cargándolo en su furgoneta y llevándoselo de allí. Pero esta vez cometió un error: Ed había entrado con la excusa de comprar líquido anticongelante para su furgoneta y su nombre figuraba apuntado en el libro de contabilidad de la tienda como último cliente.

Mientras dos agentes de policía arrestaban a Ed, otros dos fueron a registrar su granja y lo que vieron al entrar en el cobertizo de las herramientas les heló la sangre: el cadáver de una mujer colgaba boca abajo de unas poleas, decapitado y desnudo. Había sido abierto en canal desde el pecho hasta la base del abdomen y vaciado por dentro. Las tripas estaban metidas dentro de una bolsa de esparto y en otra bolsa apareció la cabeza de Bernice Worden. Tenía unos garfios atravesando las orejas, preparada para colgar del techo a modo de decoración.

La policía se percata de los actos macabros de Ed Gein

Al seguir inspeccionando la granja, además de una gran acumulación de basura y desperdicios, encontraron un espectáculo macabro: una colección de cráneos humanos, algunos enteros y otros cortados transversalmente para ser usados como cuencos, máscaras hechas con piel humana que decoraban la habitación de Ed Gein, así como sillas y varias prendas de vestir confeccionadas de la misma manera. Había cajas con huesos humanos dentro, y en la cocina hallaron una olla hirviendo con el corazón de Bernice Worden en ella. También hallaron La cabeza de Mary Hogan en una de las bolsas. La única habitación de toda la casa que estaba intacta era la de su madre, que estaba sellada con tablones de madera desde que falleció.

Ya en comisaría, Ed admitió que muchas veces sentía la necesidad de acudir al cementerio y exhumar los cadáveres de las mujeres muertas que le recordaban a su madre, muchas de las cuales había conocido en vida. A veces se llevaba los cuerpos enteros, mientras que otras veces simplemente aquellas partes que más le interesaban. Según dijo, nunca había mantenido sexo con los cuerpos, porque decía que “olían mal”.

Asimismo, Ed Gein reconoció que muchas noches oía la voz de su madre antes de dormirse y que de alguna manera, le instaba a matar. De acuerdo con esto, según la clasificación de Holmes y DeBurger (1988) de los asesinos en serie, formaría parte del tipo de asesino “visionario”, que es aquel que mata movido por un trastorno mental evidente. Este trastorno provoca en quien lo padece una ruptura con la realidad y, debido a delirios y alucinaciones (la mayoría de veces de tipo auditivo), cumple las órdenes de matar a un tipo de personas, que suelen reunir unas características comunes entre ellas. Estos mandatos suelen provenir de seres de otro mundo o del mismísimo diablo, pero también de seres que, por una razón u otra, han ejercido un gran dominio sobre los asesinos, los cuales llegan a percibirlos como deidades de innegable autoridad.

Los traumas del carnicero de Plainfeld

En este caso, los sentimientos de amor y odio que Ed tenía hacia su madre lo llevaron a verla como alguien que seguía teniendo una enorme influencia a pesar de llevar años fallecida. Según declaró ante el sheriff, Mary Hogan y Bernice Worden eran el tipo de mujeres que encarnaban todo lo que su madre detestaba, así que siguiendo el estricto código moral que ella le impuso, las asesinó para intentar evitar que continuaran con su (según creía él) indecente vida pecaminosa. La acumulación de pruebas forenses en la escena del crimen (el cartucho de escopeta, rastros de sangre o las marcas en la nieve de la furgoneta, por no hablar de todo lo encontrado en su granja) sería otro factor más a la hora de considerar a Ed Gein dentro de esta tipología.

Sin embargo, parece que hay elementos que no encajan, ya que los asesinos visionarios suelen abandonar el arma y el cadáver en la misma escena del crimen. Asimismo, sus víctimas son elegidas al azar y, por lo que alegaron los testigos y el propio Ed Gein, éste les había estado rondando durante algún tiempo.

Existe un elemento añadido de gran relevancia en esta historia, y es que el propósito de Ed Gein al matar a aquellas mujeres y desenterrar los cuerpos del cementerio no era únicamente el de revivir a su madre, sino que quería convertirse en ella: la confrontación del amor que sentía, con los sentimientos de ira y frustración por negarle el contacto con mujeres, mezclados con un desarrollo sexual tardío y anómalo, causaron que, al morir Augusta, Ed Gein diera rienda suelta a fantasear con la transexualidad. Estas ideaciones de cambio de sexo y su admiración por la muerte y los desmembramientos fue lo que llevó a Ed Gein a confeccionar todas aquellas prendas de vestir con la piel de sus víctimas. Muchas noches se enfundaba en sus trajes y se paseaba por su casa imitando los gestos y voz de Augusta, comportándose como si continuara viva, sentándose en su butaca, etc.

En el interrogatorio policial se le administró la prueba de inteligencia de Weschler, cuyos resultados reflejaron una inteligencia dentro de la media, llegando incluso a superarla. Pero también se detectaron grandes dificultades para expresarse y comunicarse. Complementariamente a estas conclusiones, los psicólogos del hospital donde fue internado dictaminaron que padecía un trastorno emocional que le llevaba a comportarse de forma irracional, combinado con periodos de lucidez durante los cuales sentía remordimientos por los crímenes que acumulaba en su historial.

Internamiento y muerte

Ed Gein ingresó en el manicomnio de Mendota en 1958 por tiempo indefinido, decisión que no gustó a los familiares de las víctimas, que pedían un juicio que nunca llegó a celebrarse. Tras convertirse en un recluso modélico, destacando por su buen comportamiento tanto con guardias como con el resto de los internos, así como realizando labores y varios trabajos que le valieron una buena reputación, en 1974 pidió la libertad. El juez que llevaba el caso solicitó que se le practicara un segundo informe llevado a cabo por cuatro psicólogos, que determinaron unánimemente que Gein continuara confinado.

Ed Gein murió por una insuficiencia respiratoria el 26 de Julio de 1984 en el Hospital Geriátrico para Enfermos Mentales de Mendota. De la vida de Ed Gein podemos extraer ciertas conclusiones acerca de los factores de riesgo que condujeron su vida criminal hasta el extremo de ser catalogado como un asesino en serie:

-Su procedencia de un hogar disfuncional, con una historia familiar de desatención parental, abuso de alcohol y malos tratos, entre otros, fue el primer componente que posibilitó el desarrollo de su personalidad psicopática y violenta.

-En segundo lugar, el aislamiento social sufrido durante la adolescencia le incapacitó para entablar las relaciones sociales necesarias durante este periodo y así ser capaz de conectar emocionalmente con las personas.

-Y por último, el retraimiento y la soledad que le llevaron a la generación de fantasías y al desarrollo del comportamiento antisocial, basado en la creencia de que el mundo es un lugar hostil. Cuanto más solitario se volvía Ed Gein, más incrementaba la dependencia hacia sus fantasías. Con el tiempo, estas fantasías se volvieron más violentas y retorcidas.



FUENTE: psicologiaymente.net (por Alex Grandío)

miércoles, 29 de marzo de 2017

Entrevista al fundador del Templo Satánico: "No creemos que Satán exista ni rendimos culto a la muerte" - Artículos



Actividades extraescolares satanistas. Esta es la nueva campaña del Templo Satánico, una iglesia norteamericana que cuenta con unos 5.000 miembros repartidos en 19 capítulos y que empieza a extenderse por Europa (Italia, Londres y Finlandia ya tienen su delegación). Lo que iba a ser un mockumentary sobre la separación Iglesia-Estado derivó, en 2013, en la fundación del Templo Satánico de la mano de Lucien Greaves y Malcolm Jarry. El culto es hoy un habitual de los medios de comunicación de todo EEUU (People, Fox, Washington Post...) por sus divertidas campañas a favor de la separación Iglesia-Estado y su rechazo a las prácticas proselitistas de los evangélicos más radicales.

After School Satan, así se llama su recién creado programa de actividades para favorecer el pensamiento crítico y la divulgación científica entre los más jóvenes, y es sólo un paso más que comenzó cuando empezaron a distribuir libros de pinta y colorea satanistas en los colegios.

Pero esta es sólo una de las acciones. Sin ser exhaustivos, en Oklahoma City propusieron plantar una estatua de casi dos metros en la que se veía a Baphomet [una representación de Satanás] adorado por dos niños a las puertas del parlamento federal; en Pensacola (Florida) consiguieron abrir una sesión del Ayuntamiento con una invocación a Satanás y en la Universidad de Harvard organizaron una misa negra. Hasta tienen un candidato, el ex marine afroamericano Steve Hill, que se presenta al senado de California por el partido Demócrata.

Provocadores, inteligentes, ateos, humanistas, defensores de la ciencia... el Templo Satánico se ha convertido en una piedra en el zapato de los americanos más integristas. Ésta es la primera entrevista que Lucien Greaves (su verdadero nombre es Doug Mesner) concede a un medio español.

El Templo Satánico ¿es una religión, un filosofía o una broma?

Es una religión y una filosofía aunque, en realidad, no creo que exista una verdadera diferencia entre una y otra. Nosotros no creemos en elementos sobrenaturales, como la existencia del demonio, pero sí que los utilizamos de manera simbólica y como una referencia a nuestros valores culturales. Según la legislación americana somos una religión y merecemos el mismo trato que las demás. En cuanto a lo de si somos una broma, digamos que somos gente con sentido del humor.

¿Son una religión positiva o negativa, una especie de antireligión?

No vemos el satanismo como algo negativo, pero sí creemos que hay una falsa dicotomía entre el absoluto positivo del cristianismo y el absoluto negativo del satanismo y es un error pensar que uno es totalmente bueno y el otro totalmente malo. La gente utiliza su religión para justificar cualquier tipo de acto horrible así que, en el fondo, que una religión sea positiva o negativa depende de cada individuo. Somos una religión que consideramos positiva aunque puede haber una persona con problemas mentales que la convierta en negativa, y lo mismo vale para los que tienen otra fe o ninguna. Nosotros tenemos una filosofía que apuesta por valores afirmativos que, desarrollados de manera adecuada, llevan a planteamientos positivos. En todo caso, no rendimos culto a la muerte ni al mal, si es a lo que se refiere.

¿Está el templo satánico en contra de otras religiones? En el caso de Mississipi, aunque cada uno por su lado, el Templo Satánico y Faith in Public (que agrupa a varias confesiones cristianas) han hecho campañas muy similares en defensa de los derechos de los LGTB

No estamos en contra de las religiones, de hecho somos una. Además, si pudiéramos trabajaríamos con otras. De hecho, muchas veces recibimos mails de personas que se identifican como cristianas y que dicen que no suscriben nuestras creencias aunque sí los objetivos de algunas de nuestras campañas. El problema de si estamos contra otras religiones es fácil de entender ya que los símbolos que utilizamos les parecen blasfemos o radicales a la gente de otras creencias, por lo que lo ven como ataques calculados contra otras religiones, pero es más una decoración personal que refleja de qué estamos huyendo. Para algunos de nosotros es una forma de mostrar su independencia frente al tipo de creencias para el que fue programado siendo niño, pero no una forma de atacar a nadie. Para muchos resulta liberador con respecto a sus creencias anteriores y para otros un ataque. En todo caso, todo el mundo tiene derecho a su propia interpretación de los símbolos desde el punto de vista religioso.

¿Por qué la mujeres son tan importantes para la comunidad satanista? Pienso, por ejemplo, en la Iglesia de Satán (organización religiosa oficial fundada en 1966 por Anton Szandor LaVey [el Papa Negro]) que fue la primera en tener a mujeres al frente.

Sí que estamos por la igualdad de derechos para las mujeres y somos muy activos en el tema del derecho a elegir. Uno de nuestros principios defiende específicamente el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, y que este derecho es inviolable. En estos momentos estamos implicados en dos juicios para garantizar ese derecho para las mujeres.

¿En qué se diferencia el Templo Satánico de la Iglesia de Satán? Creo que usted formó parte de ella.

Es cierto que hace años colaboré con gente que formaba parte de la Iglesia de Satán, fundada por Anton Lavey en San Francisco en 1966, y que le conocieron. La principal diferencia entre ellos y nosotros es que ellos tienen un sentido muy estricto del darwinismo social. Lavey llegó a decir que él usaba el satanismo para dar a la gente la filosofía de Ayn Rand mediante subterfugios religiosos, y a eso hay que añadir su visión del individualismo muy influida por Nietzsche. Para él la compasión era una consecuencia de la debilidad. Cuando eres más joven esas afirmaciones pueden tener cierto sentido, pero a medida que maduras, aprendes y ves cómo funciona la realidad te das cuenta de que la compasión y la empatía te hace más fuerte y te ayudan a trabajar en comunidad. Además nosotros trabajamos por la igualdad de todos, cosa que él rechazaba.

¿Qué libro define mejor la filosofía del Templo Satánico, 'El paraíso perdido' de John Milton o 'La rebelión de los ángeles' de Anatole France?

Sin duda La rebelión de los ángeles. Es una metáfora muy interesante de la historia de la Humanidad y del balance de poderes. En él, Satán se da cuenta de que si se enfrenta a Dios y le gana, al final se volverá tan corrupto como él, y que dejaría de preocuparse de los problemas de la gente. Por eso decide no enfrentarse a él y mantenerse en una posición minoritaria. Define muy bien al Templo Satánico, porque no aspiramos a ser mayoritarios sino a contribuir a la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado.

¿De dónde sale la idea de regalar libros de 'pinta y colorea' satanistas a los niños?

Supimos que en una escuela en Florida, y luego en otra en Colorado, había grupos de evangélicos que se dedicaban a distribuir material religioso en escuelas. Es una práctica que viola la separación Iglesia-Estado. Las escuelas públicas deben mantenerse neutrales en el debate religioso ya que eso puede afectar a miembros de otras religiones que pueden sentirse cohibidos, presionados, marginados... La excusa de la administración educativa era que se trataba de un foro público y abierto, porque contaban con que nadie más lo haría. Los musulmanes, los judíos, los católicos... no hacen este tipo de proselitismo, sólo los evangelistas. Además, aquello no tenía ninguna intención de ser un foro abierto al debate sino todo lo contrario. Así que decidimos llevar nuestro material para que se convirtiera en un auténtico foro abierto. En el Templo Satánico no estamos a favor de hacer proselitismo, y menos entre niños, así que decidimos hacer unos libros bastante inocentes tipo pinta y colorea pero sin ningún contenido filosófico real, pero fue suficiente para que se cerrara el foro. Si la gente quiere formación religiosa, que vaya a la iglesia que quieran, pero si lo que quieres es hacer proselitismo de tus creencias entre menores tienes que asumir que otros lo harán. Nosotros no queremos ir a los colegios y sólo lo hacemos en aquellos a los que acuden los evangélicos a distribuir su material para que los niños aprendan que hay más puntos de vista.

Se hicieron famosos por haber hecho una estatua de Baphomet [representación de Satanás] para ponerla frente al Capitolio de Oklahoma. ¿Qué ha sido de ella?

En 2012, el congresista republicano Mike Ritze regaló al Capitolio una monumento dedicado a los Diez Mandamientos que claramente violaba la Constitución, ya que las instituciones no pueden apoyar a ninguna religión en concreto. Nosotros ofrecimos nuestra estatua ya que si los evangélicos podían hacerlo, todo el mundo debería tener el mismo derecho. Al final, un juez ordenó que la quitaran, así que no tenía sentido poner la nuestra. La tenemos escondida porque recibimos muchas amenazas, incluso una persona ofreció una recompensa para conseguir información sobre dónde está para ir a destruirla. Ahora en Arkansa quieren poner otro monumento a los Diez Mandamientos y hemos hablado con los abogados para ver cómo solicitar que nos dejen poner la estatua. Sin duda será un caso interesante desde el punto de vista jurídico.

¿Se nace satanista, se abraza el satanismo, se convierte uno en satanista?

Esa es una buena pregunta, pero tengo que reconocer que no tengo una respuesta concreta. Yo voy aprendiendo con el tiempo lo que hace que la gente se haga satanista y cuál es la característica que define a todos los que se consideran satanistas. Creo que no hay un denominador común para nuestros seguidores. Unos nos conocen y se unen; otros ya se sentían satanistas antes de conocernos.

¿Por qué algunos ateos (miembros del Templo Satánico, Pastafaris, la Sunday Assembly) se organizan como grupos religiosos?

La capacidad de unir es el aspecto más positivo de la religión y muchas veces cuando hacemos debates entre ateos y creyentes llegamos a esa conclusión. La diferencia es que los ateos rechazamos los elementos sobrenaturales, los dogmas, las estrictas normas que resultan opresivas a las minorías, pero los religiosos responden que sirve para crear comunidad y hacer importantes obras de caridad. Eso es cierto y nosotros no rechazamos estos aspectos positivos de la religión pero aunque nuestra comunidad es vista de una manera muy negativa debido a nuestro simbolismo, creo que podemos ser vistos como parte de ese puente que sirva para superar este vacío que se da en algunos movimientos ateos. Los elementos simbólicos pueden servir para contextualizar unos objetivos y llevar a cabo acciones positivas, pero no creo que necesites creer en cuestiones sobrenaturales ni dogmáticas. Por eso vemos al Templo Satánico como el futuro de la religión, en el que la gente vea ese simbolismo propio de las religiones como algo metafórico, lo que no debería afectar a su capacidad para crear comunidad y llevar a cabo cosas positivas.

¿Cuál es el principal problema religioso en su país?

La falta de entendimiento de lo que es la separación de poderes y, sobre todo, de la separación entre la Iglesia y el Estado. Hay un montón de pastores evangélicos con ideas teocráticas que se presentan a las elecciones de todo tipo y que no respetan los valores republicanos de Estados Unidos y que están más preocupados por imponer sus ideas. Es muy difícil saber qué va a pasar en estas elecciones y me temo que muchas cosas que damos por hechas se van a perder por sus intentos de recristianizar EEUU e imponer su visión y su religión a todos los demás, cuando la religión debería ser una cosa personal y no algo que hay que imponer al resto de la comunidad.

Por cierto ¿por qué prácticamente todas las camisetas que venden son negras? ¿Acaso en el siglo XXI no se debería poder adorar a Satán en todos los colores?

[Se ríe] Estoy de acuerdo y es algo que ya hemos hablado. Estamos trabajando en ampliar nuestro merchandising y lo vamos a tener en cuenta.


La Iglesia de Satán, la pionera

Aunque la creencia en el demonio se pierde en la noche de los tiempos, del Satanismo (como culto organizado) no se puede decir lo mismo. El origen se remonta al 30 de abril de 1966 en San Francisco cuando Anton Lavey (nacido Howard Stanton Levey) decidió fundar la Iglesia de Satán. Como todo lo que rodea al personaje, la fecha es falsa: se la inventó el publicista Edward Webber para hacerla coincidir con la Noche de Walpurgis. Su biografía incluye romances con Marilyn Monroe y Jayne Mansfield, fotógrafo de cadáveres para la Policía de San Francisco, asesor de Roman Polanski en El bebé de Rosemary, domador de leones... y lo único que se sabe a ciencia cierta es que todo es mentira.

Su filosofía quedó reflejada en la Biblia Satánica (Avon books, 1969), un collage divertido y provocador en el que plagió sin contemplaciones a Ayn Rand o Aleister Crowley entre otros. Como Charles Manson pero en inofensivo, amante de los rituales y las provocaciones (como refleja el documental The Devil's Mass de Ray Laurent, 1970), su único mérito es haber sabido hacerse un hueco en la prolífica oferta de cultos extraños que proliferaron durante el nacimiento de la Nueva Era. Aún así, pese a que Lavey aseguraba tener cientos de miles de seguidores, todo apunta que nunca superó los 300. ¿Y qué diferencia hay con el Templo Satánico? Que mientras la Iglesia de Satán no pasó de ser una performance permanente con cierta gracia, la entidad fundada por Lucien Greaves ha sabido asentarse en una sólida base humanística y filosófica.


FUENTE: www.elmundo.es (Por J. CAVANILLES 18/08/2016)

viernes, 24 de marzo de 2017

Tendremos película y documental sobre el caso de Elisa Lam - Noticias, Películas y Articulos



¿Conocen el caso de Elisa Lam? En 2013, Elisa Lam fue reportada como desaparecida mientras era huésped del Hotel Cecil, en Los Angeles. El 19 de febrero, 20 días después de no haber contactado a sus padres y de haber tenido que abandonar el hotel, su cuerpo fue encontrado en uno de los tanques de agua del hotel. Su teléfono había desaparecido.

Tal vez lo más sonado acerca de este caso es el video de su extraño comportamiento, grabado por las cámaras de seguridad del hotel el 1 de febrero. Las teorías abundaron, desde el trastorno bipolar que la aquejaba hasta un posible asesinato o hasta posesión diabólica.



El caso de Elisa Lam volverá a estar en la mente de los aficionados a la investigación por medio de dos proyectos:

The Elevator Game Una de las teorías sostenía que Lam estaba participando el el Juego del Ascensor, una leyenda urbana en la que se debe localizar un edificio de más de 10 pisos y seguir las instrucciones para acceder a un mundo alterno. Nicole Jones-Dion escribió y dirigirá una película en la que una mujer participará en el juego, porque está convencida de que su hermana, desaparecida, está en el otro mundo y quiere rescatarla. La inspiración proviene del famoso caso de Lam y comienza a filmarse en Los Angeles en septiembre de 2017.

What Happened to Elisa Lam? Es un documental que regresa a investigar el caso de la joven estudiante canadiense. Es dirigido y producido por Jake Anderson y Jared Salas, quienes se dedicaron a entrevistar a personas que trabajaron en el caso, policías, psiquiatras, expertos en lenguaje corporal e investigadores de lo paranormal. El proyecto busca financiamiento en Kickstarter y está a $10,000 USD de alcanzar su meta.




FUETNE: www.morbidofest.com (por Alex Serna)

jueves, 23 de marzo de 2017

Investigación en el monasterio abandonado de Carmona - Artículos, Leyendas y Lugares malditos



Nota: El siguiente artículo fue realizado por un grupo de investigadores paranormales, abajo de todo podrán consultar la fuente.


¿Quién no ha oído hablar del Monasterio del Diablo, también conocido como Monasterio de Carmona o de la Huerta de San José? Todo apasionado del misterio conoce este tétrico enclave y, sobre todo, su siniestra o macabra leyenda. Hasta allí hemos acudido para realizar una investigación y esto fue lo que nos encontramos…

Un poco de historia

Allá en el año 1620 se levantó este imponente monasterio para albergar una congregación de Franciscanos, los cuales fueron sucedidos por Dominicos y Carmelitas creando así un internado para la iniciación de los novicios. Como ya es conocida la doctrina de estas congregaciones, sobrevivían de la caridad humana del pueblo colindante, de la huerta que cultivaban, así también como del ganado que pudiesen criar. Pero la carencia de agua evitaba regar las cosechas adecuadamente y limitaba el sustento tanto de los animales como de ellos mismos. Aquella escasez no tenía explicación lógica, puesto que el pozo que abastecía a dicho monasterio, se encontraba cerca de un acueducto subterráneo de la época romana con abundante flujo de agua.

Los vecinos acudían cada Domingo a escuchar las misas que ofrecían y no es hasta llegada la Guerra Civil Española cuando la necesidad de comida y supervivencia dejaron a un lado la fe y el no pecado.

La falta de alimentos causado por la situación del país los obligó a salir cada noche para robar comida de las fincas cercanas, regresando al recinto con sus ropas rasgadas debido a las mordeduras de los perros que guardaban los campos. Imagínense lo que pudo llegar a afectarles ir en contra de lo que ellos comulgaban. Con el tiempo fueron descubiertos y denunciados a las autoridades eclesiásticas, quienes juzgaron a los frailes llegando a cerrar el monasterio y trasladándolos a distintos puntos. Curiosamente en la bibliografía de Carmona no consta ningún informe historiográfico del convento, como si alguien hubiese querido borrar las memorias del lugar, o desearan ocultar las hazañas de estos religiosos. Solo se dispone de dos documentos que confirman la existencia física y la historia de este monasterio.

La leyenda

Pero llegamos a la parte más espeluznante de esta historia. Una leyenda que, podría no ser tan leyenda. Los acontecimientos que se exponen son tan terroríficos que sería conveniente tomarlos como ficticios. Asimismo los hechos son tan extraordinarios que restan veracidad al relato. Pese a todo les dejamos la transcripción del documento donde el único fraile que consiguió sobrevivir narra, de su puño y letra, su versión de los eventos. El individuo llego a confesarse culpable de los actos, cosa que no fue creíble por su constitución física. El día del suceso fue la mañana del 25 de noviembre de 1680.

De una parte, José Díaz de Alarcón, escribano, y por otra, Juan Rodrigo Perea, Fraile dominico, en unión con alguaciles, fuerzas públicas y religiosas, nos narra así los incidentes ocurridos:

“Yo señores, me hice fraile dominico en el convento de San José, donde entré en el noviciado hace ya tres años poco más. En la mañana del 20 de noviembre de éste año de nuestro señor (1680), entró por parte de Cantillana, un aspirante que dijo llamarse según recuerdo Don Jaime Maldivas, y que fue aceptado con plena satisfacción por parte del padre Prior y demás. Este hombre era alto, de cejas muy pobladas, con nariz aguileña y su cara tan fina como una espada. Nunca le vi en compañía de otros en la huerta o en la capilla, por lo que nos extrañó.

Yo, señores, no sé como ocurrió, que en la mañana del 25 de noviembre del susodicho año, cuando desperté no encontré la puerta de mi celda abierta como era de costumbre (pues como ustedes saben todas las noches no echan llaves y cerrojo) y creyendo que era aún muy temprano, me entregué a profundas meditaciones. Después de esperar un rato, sentí por fin unos pasos débiles que provenían del pasillo y que venían a morir justo ante la puerta de mi celda. La misma, de un suave rasquido, quedó abierta; pero cuanta fue mi sorpresa, al comprobar, que detrás de ésta no había nadie, permaneciendo el pasillo totalmente sordo en cuanto a rezos e invocaciones. Entonces fue cuando pensé que quizás la primera misa ya hubiese empezado y eso significaba que me había quedado dormido y recibiría castigo, pero al ver que las puertas de las celdas de mis compañeros estaban abiertas de par en par, me quedé pensativo un momento, para después salir corriendo hacia la capilla. Cuando llegué, no vi a nadie, y me entró un calor desde la garganta hasta el pecho, cuando oí unos lamentos a media voz que al parecer provenían de la cocina que estaba al lado de la capilla. Salí precipitado por los pasillos del convento dando voces, llamando al Padre Prior y demás frailes, pero ni uno ni otros me contestaron, por lo que decidí partir a la ciudad para avisar a más gente y averiguar lo que pasaba.

Fue ésta mi intención desde un principio, pero no lo hice así, ya que esos lamentos, de los que antes hablé, parecían perseguirme a todas partes y aunque quise salir del convento, algo me empujó hacia la cocina. Cuando entré los gemidos se sentían tan fuertes dentro de mí, que creí que era yo mismo el que los producía, que en mi tenían desarrollo y manifiesto. Pero pronto advertí que el lugar de su procedencia era el sótano y sin poderlo remediar, me vi no sé como bajando sus inclinados escalones. Maldita sea, señores, maldito sea el momento en que entré en aquella habitación, pues al ingresar hallé al Padre Prior y a los demás frailes colgados de los ganchos donde solíamos poner los cerdos, jamones y embutidos.

Yo, señores, al visualizar aquel marco infernal y sangriento, comencé a ver también unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos muertos, comían sus carnes. En aquel momento, experimenté un mareo pasajero, y pude observar, como los seres que mencioné se reunían en uno solo de aspecto repugnante y enorme, viniéndome a decir estas palabras: “Te dejé vivir para que proclamaras mi venida al mundo”. Entonces, un fuego comenzó a propagarse por el sótano. Como tenía los sentidos agarrotados no pude mover músculo alguno para salir corriendo. Pero luego de unos instantes cuando reaccioné y pude hacerlo, la misma voz de antes, me manifestó: “Ve y di que Satán está aquí”. Lo demás señores ya lo conocen y quisiera que no se me volviese a tachar de loco, pues ustedes mismos y el pueblo entero ha sido testigo de lo que después ocurrió y ya, si me lo permiten vuestras mercedes, quisiera marcharme, pues espero salir ésta misma tarde hacia Sevilla. No quiero volver más a ésta ciudad”.

Este fue el testimonio que narró el único fraile superviviente. Cualquiera diría que habría sufrido delirios por hambruna, pero la parte donde dice: “…señores ya lo conocen y quisiera que no se me volviese a tachar de loco, pues ustedes mismos y el pueblo entero ha sido testigo de lo que después ocurrió…” fue confirmado por el alguacil redactando esto:

“Yo, Don Alonso Sans de Heredia, alguacil de las torres doy fe, que la tarde siguiente después de la declaración que dio aquella mañana este fraile al que acabamos de oír, entramos con otros alguaciles y otras gentes de la villa y vimos como en el sótano, estaban ciertamente colgados multitud de monjes y el Prior a quién yo mismo pude conocer, desangrados y descarnados. Inmediatamente se dio la orden de que se bajaran y se enterrasen.

Como no vimos ni escuchamos nada sobrenatural en aquel convento, mandé también a apresar al fraile que nos había contado tantas fantasías. El sujeto se consignó como el asesino real de aquella atrocidad. Pero doy así mismo fe, de que a las siete de la tarde, cuando se estaban enterrando los cuerpos en los huertos, fui testigo, con varios más, de un fenómeno sobrenatural. El mismo consistió, como todos pudimos comprobar, en un oscurecimiento del cielo y el surgimiento de un rostro horrible entre dos columnas de fuego, que se declaró como autor principal de aquellas atrocidades. Más tarde, de un fulminante rayo, descendió una luz blanca, que trajo consigo aquel ser de forma más humana aún. Mandé entonces a que absolvieran al fraile y que apresaran aquel ser maligno o lo que fuese, pero apenas di la orden, todo el mundo salió corriendo, y yo, al verme solo, no pude sino copiarles del mismo modo.

Doy fe, también, que al siguiente día y tras avisar a los obispos letrantes de Sevilla, nos presentamos nuevamente en aquel sitio con personas voluntarias, portando cruces y Biblias, para echar a esa entidad endemoniada de ésta santa ciudad.

Cuando llegamos, apareció el horrible ser, en lo alto del campanario de los curas y mandando a derribar la puerta, envié a muchos compañeros y soldados para conseguir echarlo o mejor aniquilarlo con los objetos sagrados antes mencionados. Varios hombres arribaron hasta el lugar indicado. Sin embargo, pronto fueron despedidos como muñecos desde la torre al suelo donde estábamos, otros desaparecieron misteriosamente. Satán se enojó y un fuerte trueno sonó en el cielo, el viento se desplazó velozmente haciéndonos rodar por el piso. Cuando nos pudimos levantar, vimos como la criatura se abrió el pecho (en él se pudo contemplar toda clase de atrocidades y endemoniadas formas humanas) acto seguido dijo: “Perezca todo y todos” y en ese momento un temblor enérgico destruyó el convento y muchos de los que estaban allí perecieron. Al siguiente día, cuando despertamos, nos hallamos entre cuerpos muertos, pues pocos quedamos con vida. Marchamos como pudimos con nuestras extremidades lesionadas y ordenamos que aquel lugar fuera sembrado de sal para alejar al demonio y desposeer de todo mal aquel lugar sagrado. Después de esto no volvimos a oír ni ver nada que indicase que aquel ser estuviese aun con nosotros”.

Una noche en el monasterio

La historia no podía ser más terrorífica, pero era idónea para realizar una investigación allí. Preparamos todos los equipos y pusimos rumbo hacia Carmona.

Desde la lejanía se podía vislumbrar aquel imponente enclave. Estaba claro que el vandalismo y el paso de los años habían destruido parte del recinto. Como solemos hacer, llegamos de día con el fin de observar el estado de la infraestructura del edificio. Realizamos un recorrido sobre las cinco de la tarde justo en la zona donde se encontraba el sótano ya mencionado, donde supuestamente aparecieron colgados aquellos frailes.

Iniciamos una ronda de preguntas con grabadora en mano para intentar capturar alguna psicofonía. De forma repentina llegaron cuervos de procedencia desconocida y fueron colocándose uno a uno en las alturas de las ruinas. Sus picos negros nos apuntaban fijamente. Asombrados por la actitud de estos pájaros y sin dejar de observarlos continuamos con la sesión.

Al formular una interrogante los cuervos cantaban al unísono, como si nos respondieran. Sorprendidos repetíamos la hazaña, para probar si aquello fue producto de la casualidad y una vez más volvieron a graznar.

Decidimos trasladarnos a un lugar donde percibíamos un olor a incienso quemado muy intenso. Buscamos plantas por todos los alrededores que pudiesen ser las causantes de aquel característico olor de botafumeiro, pero fue en vano. Al recorrer la parte de arriba donde se encontraban las celdas los cuervos desaparecieron.

Al caer la noche teníamos ubicadas las zonas más activas del lugar o las que pensábamos que podrían serlo. Estábamos colocando los equipos cuando los perros de las parcelas cercanas comenzaron a aullar de una manera extraña, erizándonos la piel por completo. En ese preciso momento carecíamos de grabadoras o cámaras activas, pero al dar comienzo con la investigación no tardarían en emitir los desgarradores aullidos nuevamente. La noche se tornaba escalofriante: Golpes en la planta superior, voces en la spiritbox PSB-7, cambios de aroma (de incienso a putrefacto), animales comportándose raramente… Fueron algunos de los fenómenos que padecimos aquella oscura madrugada.

Pero lo que más nos hizo estremecer fue uno ocurrido durante el descanso. Decidimos meternos en el coche para resguardarnos de la gélida noche cuando, comentando entre el equipo lo que estábamos experimentando y mientras algunos fumaban, escuchamos perplejos el lamento de un hombre en las profundidades del monasterio. Todos de forma repentina giramos nuestras caras hacia el enclave buscando la procedencia de aquel terrorífico alarido. Al principio dudamos de si lo habíamos oído todos pero consultándonos corroboramos que si. Nos recordó la leyenda donde aquel fraile, a solas por el monasterio, escuchó aquellos desgarradores lamentos.


FUENTE: mundoparapsicologico.com (por Jessica Luque). Correcciones: Admin Oscuridad Oculta

miércoles, 15 de marzo de 2017

Entre lo hermoso y lo terrorífico: las muñecas de Mari Shimizu - Artículos



De pequeños nos engañaron a todos diciéndonos que los muñecos no tienen corazón.

Mari Shimizu sabe que eso es mentira. En el momento que un trozo de plástico tiene ojos, boca y manos, una masa temblorosa se extiende por arte de magia en el interior de su pecho hasta formar un órgano que no sangra ni suena, pero que está lleno de vida.

Shimizu lo ha visto, lo ha hecho, lo ha fabricado con sus propias manos pequeñas y delicadas: ha tomado el bisturí, ha abierto en canal a sus muñecas, y ha creado una orquesta de vísceras y de amor dentro de ellas.

Corazones sangrantes, relojes de cuco, bosques de hadas, musgo y flores muertas en el lugar donde debería haber un estómago o un pulmón. Aquí dentro hay una fiesta oscura, y en ella es donde bailan los sentimientos de nuestros juguetes más queridos.

La artista adora a las muñecas y con ellas ha conseguido crear un ejército de niñas diabólicas que tienen algo hermoso y terrorífico a la vez. Con su arte ha logrado demostrar que nada es imposible y que hasta los objetos inanimados pueden provocar en nosotros sensaciones muy intensas.

"Nos hemos olvidado de cómo ser humanos, por eso al resto de los seres les negamos su corazón."














jueves, 9 de marzo de 2017

7 datos inquietantes sobre Elizabeth Bathory - Artículos



1. Fue testigo infantil de crueldades indescriptibles

En la antigüedad había un método de ejecución verdaderamente demencial. Se abría el estómago de un caballo y se introducía vivo al condenado en el vientre del animal muerto y luego se suturaba dejando afuera la cabeza del hombre. El cadáver del caballo era expuesto al sol para que el condenado se sancochara entre hedores y gusanos. Se cree que Elizabeth Bathory presenció una de estas ejecuciones siendo niña.

2. Regaló a su primer hijo

Cuando tenía 15 años de edad, Elizabeth Bathory quedó embarazada del hijo de un campesino. Fue enviada lejos a tener el bebé, el cual fue dado a otra familia para que el hecho no perjudicara su matrimonio ya concertado con Ferenc Nadasdy, otro miembro de la nobleza.

3. Una asesina muy especial

Las asesinas en serie son muchísimo menos frecuentes que los del sexo masculino. Bathory es la primera asesina en serie de la historia y también fue la primera conocida que mataba por necesidades sexuales sin la dirección de un socio masculino dominante. Tiene el record Guinness como la mujer con más asesinatos, con 650.

4. Tenía una amplia colección de torturas

Bathory tenía en su castillo una cámara de tortura donde practicaba las cosas más aberrantes. Mordía a sus prisioneros hasta la muerte, le quemaba los genitales con velas y con barras al rojo vivo, y le hincaba alfileres. En invierno, le gustaba arrojar a los niños a la intemperie, sin ropa y con un baño de agua helada.

5. Fue una madre amorosa

Excluyendo al hijo que regaló a los 15 años, Bathory, fue madre amorosa de los 4 —Anna, Úrsula, Katherina y Paul— que tuvo con su esposo, Ferenc Nadasdy. Se cree que los niños no conocieron los espantosos hábitos de su madre.

6. Procuraba entierros cristianos para sus víctimas

Al comienzo de su vida criminal, Bathory entregaba los cadáveres de sus víctimas a un pastor protestante para que les diera cristiana sepultura, mencionando distintas causas de muerte. Sin embargo, el pastor entró en sospechas y se negó a seguir recibiendo cadáveres. Entonces Bathory empezó a enterrar los cuerpos en su propiedad.

7. Solo sufrió arresto domiciliario

La influyente familia Bathory consiguió mantener a su asesina lejos de la cárcel. Sus cómplices fueron ejecutados por decapitación y quemados en la hoguera, o condenados a cadena perpetua. Elizabeth Bathory murió en su castillo, a los 54 años, tras dictar testamento en favor de sus hijos frente a dos sacerdotes.


FUENTE: www.vix.com (por Alcides Gonzalez)

martes, 7 de marzo de 2017

"Ana" por Esteban Di Lorenzo - Historias de terror



Terminé el libro y lo dejé sobre la mesita de luz. Cerré los ojos y traté de no pensar en la historia para poder dormir, pero se me hizo imposible desprender la protagonista del fondo de mi cabeza. Los demás personajes que sobrevivieron eran parte de mí. Ya formaban parte de mi historia. Al cabo de unas horas logré dormirme, despejado.

Llegó un nuevo día y me levanté para vivirlo, sin pensar en su ausencia. Fui a trabajar y las horas pasaron pesarosas. Una parte de mí se mantenía con la misma historia que había terminado la noche anterior, y la otra armaba artefactos metálicos como si estuviera en el auge del fordismo: sin respiro.

Salí cansado, pero con ganas de seguir con las horas que quedaban. Llegué a casa y me puse a acomodar todo de mala gana. Si no había alguien para que lo disfrute, si ya no estaba Ana para ver lo que hacía, ¿de qué servía? Si era por mí, ni siquiera me haría de comer, pero por algo tenía que seguir.

Cansado, no cené. Ni siquiera me había acordado de prender las luces. La iluminación del exterior relucía entre el barniz limpio de los muebles que había heredado de mis abuelos.

Una vez acostado, decidí volver a leer el libro para olvidarme de los días que estaba viviendo. Eso hice. No tuve que levantarme para ir a trabajar, no me había dormido.

Ese día pasó a mitad de marcha. Todo fue en cámara lenta. Los recuerdos de ella me tumbaban. Distintos puntos de mi vida quedaron marcados para siempre.

La casa estaba limpia. Todavía mantenía el olor a desinfectante que había usado el día anterior. Entré directo a la habitación y abrazado por las sombras recorrí con la vista el lugar, esperando que se acostumbre a la oscuridad. Noté que algo se movía sobre la cama. Una figura. Una pequeña estaba sentada en el borde, apoyada en el velador. Prendí la luz asustado y desapareció. El libro estaba abierto en la última página. Lo cerré de un golpe. Esa noche no lo iba a tocar más. No quise pensar que pasaba. Me acosté, vestido como estaba y con los recuerdos de mi Ana sobre mi piel oré lo mismo que todas las noches:

“Daría lo que fuera por tenerla algunos años más. Si es posible… cambiaría parte de mis años, de mi vida.” y al momento me dormí.

El sábado había sido fatal. Extrañaba trabajar para despejarme pero pasó. La tormenta del domingo me despertó alrededor de las cinco de la tarde. El despertador no sonó, la luz se había ido mientras dormía. Así como me olvidaba de comer, me olvidaba de las velas. No me levanté de la cama salvo para ir al baño. Me llevé algo por delante, pero no paré a tantear que era. Al volver, no pude entrar a la habitación. La figura que se había aparecido antes estaba situada en el mismo lugar, con su rostro sobre el libro. No quise prender la luz para que no se fuera. Decidí acercarme, opacando los ruidos. Pasé el ancho de la cama e intenté mirar su rostro. Me acerqué un poco más y al estirar mi mano para tocarla… se desvaneció.

El libro estaba abierto en la última página.

“Pá, él te cumplió mis visitas. Él te va a cumplir todo”.

Me petrifiqué. Tenía la fecha del día que la vi por primera vez. Tembloroso como las palabras de mi nena seguí leyendo.

“Pá, voy a seguir viniendo, pero mañana tendrías que ir al médico. Un día mío, son dos tuyos”.

Cerré el libro y leí sobre el lomo un garabato escrito con crayón “Diario íntimo de Ana”.

Me senté, respiré hondo y aguanté la punzada de dolor en mi pecho, aceptando el trato desde ese momento.

Hola, pá —susurró en una caricia.


Autor: Esteban Dilo

lunes, 6 de marzo de 2017

"El sótano" por Esteban Di Lorenzo - Historias de terror



«Uno es uno con otros; solo no es nadie».
Antonio Porchia


La apuesta es un hecho. Camino por la casa de los Quiroga, más que una casa es una mansión, donde el viejo vivió en sus últimos años. Hasta ahora todo lo que dicen por ahí, que está embrujada, es solo un rumor, espero que siga siendo así. Desde lejos se nota cómo los grises de las piedras se alimentan de las sombras, apagando los colores de los edificios cercanos.

Tengo que filmar las dos vueltas y lo único que me dejan llevar es mi celular, ilumino con él cada paso. Estoy con un miedo desmedido, mordiéndome los talones y aumenta cada vez que miro sobre mi hombro, siento que me miran. Una a una, las pisadas que doy me hacen crujir el estómago. Siempre traté de evitar este tipo de lugares; no me gusta exponerme a cosas que desconozco. Las malas lenguas dicen que en el pasado esta casa era únicamente para velar a los muertos; esas reuniones no las entiendo, me parece algo innecesario para la despedida de un simple envase. Cuando perdí a mi padre no asistí a su velatorio, no recuerdo la última vez que fui al cementerio.

Dos vueltas completas, quién me manda a mí a apostar; lo positivo es que no tengo que entrar a la casa. Cuando mis amigos me vieron pasar una vez, se rieron por cómo caminaba, encorvado y temeroso. Me chiflaban y me gritaban, volvían al segundo grado. No entiendo cómo de grande acepto que sean mis amigos, debe ser que tengo la necesidad de pertenecer a algo.

De todo lo que vi en la primera vuelta, lo más terrorífico está grabado como una foto. Si me pongo a pensar en mis recuerdos, los dolorosos están en un álbum de fotos íntimo. Lo bueno se esconde, se me escapa del día a día. Mi mamá siempre dice que somos lo que hacemos, pero yo no hago mi soledad.

La puerta de lo que parece ser un sótano tiene un ángulo llamativo, además, los bordes esculpidos en piedra parecen teñidos por el paso del tiempo. No me sorprende su estructura, que es por demás hermosa, sino la curiosidad que me llenó al verla. Me invita a pasar; pero, tengo que hacer la vista a un lado para que mi mente no cree algo que no está ahí.

Para cuando llegue al portón de salida, por segunda vez, la apuesta va a estar cumplida, mi palabra intacta y un valor agregado para contar algunas anécdotas en los campamentos del próximo verano.

La luna estira mi sombra sobre el piso adoquinado, los segundos me empapan. La niebla de la noche roza mi cara; la humedad se me impregna y la transpiración se clava en mi espina dorsal. Me siento frágil. Necesito salir de acá.

El patio trasero no termina nunca. Los árboles ahogan la luz, se mueven junto a la oscuridad, siendo una sola cosa. Los ruidos se acumulan entre las raíces, me alejan de lo real. Camino con la vista perdida, por las huellas que dejé la primera vez. No me falta nada, sólo un cuarto de los pasos que aposté. Si bien es un juego tonto, no deja de ser una apuesta: «El que pierde en el metegol tiene que aguantase su mayor miedo», y acá estoy, caminando entre la oscuridad y la soledad, mis peores enemigas desde hace años. Si pudiera volver el tiempo atrás, lo haría para callarme ese día que conté sobre la casa de Quiroga. O para despedir a mi papá.

Avanzo por el parque, silencioso. Los ojos de algunos animales me observan desde el fondo de la negrura de los arboles; sé que no era más que algún gato, igual, hizo que lo deje de mirar. El silencio es tan intenso que puedo sentir su eco.

Necesito tener la mente en blanco para poder terminar de la mejor manera. Diez pasos me separan de la puerta de doble hoja del sótano, cuando me golpea un aroma a jazmín tan dulce que me asqueó. Observo alrededor buscando la planta, pero solo encuentro el hormigón empapelando mi vista. No quiero mirar hacia el sótano. Pero la verdad es que no puedo evitarlo, estoy delante de él. Noto algo que antes había pasado por alto: no tiene una de sus tablas; se podía ver hacia dentro. Ahí, el aroma es intenso y entre lo dulce de las flores hay algo más, en el fondo, se puede sentir un picor amargo, un olor a encierro que es difícil de interpretar desde donde estoy.

Me arrimo a la puerta y puedo distinguir que un gran ramo de flores blancas yace sobre el suelo. Miro la cerradura, no me animo a tantear si está abierta. Sigo buscando una excusa para continuar con mi camino. Del interior llega a mí un aire tibio que me invita a entrar. Siento que tengo que hacerlo.

Me echo un poco hacia atrás para ver si los chicos aún están en la entrada; me quedo tranquilo al verlos cómo siguen cada movimiento que doy, me vuelvo a sentir acompañado, me dan un poco más de valor. Tengo que vencer mis miedos y este día es el indicado, no quiero volver a pisar este osario.

Apoyo mi mano sobre el picaporte y cede. Afuera, la brisa trae a mis oídos las quejas de mis amigos, al entrar, todos los gritos se apagan, hay paz. Me acerco al arreglo floral y ahí dentro noto cómo todo tiene otra perspectiva; están sin vida, secas y el aroma que antes era dulce y armonioso pasó a ser el agrio picazón que sentí antes. Es toda una mentira.

Veo a mis costados las placas con los nombres de los cadáveres que descansaban ahí. Entre ellos está el de Silvestre Quiroga, con un tallado de su cara. Se reflejan con un brillo quebrado, entre lo real y lo que alguna vez estuvo vivo. El miedo me atenaza el poco valor que me queda. Me cuesta respirar. El aire viciado y la humedad no me dejan pensar con claridad. Llamo a los chicos varias veces pero parece que mis palabras no salen de la habitación. Voy a la entrada. Intento agarrar el picaporte antes que la puerta se cierre; hace vibrar las paredes. La temperatura baja hasta tal punto que en el vidrio se puede ver la huella de una mano. El mareo no se hace esperar. Siento que me abrazan y no me dejan caer. El polvo que vi en la primera recorrida se vuelve a posar en los bordes. Parece que nadie hubiera tocado el sótano en años.

Trato de gritar. Abro la boca, aprieto la garganta, endurezco el pecho… pero no pasa nada. No se escucha nada.

Busco el celular, pero ya no está. No está en los bolsillos, no está en el piso. Intento gritar otra vez: ¡Dónde está mi celu!
Nada. Ni un hilo de mi voz consigo.

Alguien viene. Una sombra. Una sombra que tardo en reconocer pero que ya frente a mí identifico enseguida: Silvestre Quiroga. Es él.

Quiroga se hace presente —o lo que queda de él—, me agarra de la mano y me tira hacia él, acaso hacia su mundo. Siento sueño, cansancio. Pero es un cansancio distinto. Es… es como si mis latidos fueran apagados por las manos de la oscuridad. O de la eternidad tal vez.

El silencio pesa, lo puedo sentir.

Ya nadie sostiene mi mano. Quiroga se ha ido. Y, por alguna razón, no me siento más solo.

Veo a través de las maderas que alguien se mueve afuera. Soy yo, mi cuerpo de carne y hueso: camina tenue, pesaroso, hacia donde están mis amigos. Sus amigos.

Mis amigos ahora serán otros: el sótano de los cuerpos me adopta como a su nueva presa. Como su nuevo muerto. Y yo ya no temo: yo ya vencí mis miedos.


Autor: Esteban Dilo

miércoles, 1 de marzo de 2017

La historia de Bedlam "La casa de los Locos" (Hospital Psiquíatrico) - Artículos y Lugares misteriosos



Comenzó inocentemente, como una institución de caridad. Pero con el tiempo, Bethlem Royal Hospital conocido popularmente como Bedlam, se fue transformando lentamente en uno de los peores lugares en el mundo entero.

El Hospital Real de Bethlem fue fundado en 1247 pensado como sede del priorato para las hermanas y hermanos de la Orden de la Estrella de Bethlehem.

Abrió originalmente en Bishopsgate, Londres. Su objetivo original era recaudar dinero para ayudar a la Iglesia de los cruzados. Los sacerdotes lograron construir el edificio, y donaron las monedas recogidas a los más pobres de la ciudad. Unos años más tarde se transformó en un asilo psiquiátrico, cuando los monjes notaron una gran cantidad de locos sin hogar en las calles de Londres.

En esa época, nadie entendía demasiado de psiquiatría. Las personas que tenían condiciones que hoy normalmente conocemos como depresión, demencia, esquizofrenia, epilepsia, ansiedad, problemas de aprendizaje, y otras enfermedades mentales, eran alojados juntos y todos recibían el mismo tratamiento administrado por los monjes, que incluía castigos diarios y enseñanzas de las Escrituras. La dieta era una combinación de vegetales y cereales. Si observamos los registros de inventario podremos ver claramente que los religiosos compraban cadenas, candados, esposas y dispositivos utilizados para el tratamiento de enfermos mentales de la época.

Los monjes fueron sustituidos en 1370 por el rey Eduardo III. Las personas que nombró en su lugar eran conocidas como “Los guardianes”, y tenían poca o ninguna experiencia en tratar enfermos mentales y menos aún en trabajar en un hospital. En 1403, el tesorero del hospital Pedro Taverner fue declarado culpable de robo y malversación de fondos. En ese momento, el hospital ya era conocido como Bedlam (En inglés “casa de locos”).

Cuando la ciudad de Londres se hizo cargo de la dirección del hospital en 1546, los Gobernadores de Bridewell designaron sus propios guardianes. Las cosas ya estaban mal pero se pusieron mucho peor a partir de ese momento. Después de una inspección en 1598, el hospital fue considerado “No apto para ser habitado por seres humanos”, además de “Sucio y repugnantemente mantenido.” Para ese entonces el recinto contenía 21 pacientes que habían sido encerrados durante casi una década. Uno de ellos había estado allí por más de 20 años.

El Rey James I nombró a Helkiah Crooke para administrar el hospital. Crooke fue fiel a su nombre (Fraudulento en Inglés). Malversó dinero, robaba a los pacientes y tomaba las donaciones de caridad para sí mismo. Lo que no se guardaba se lo vendía a los internos, y los que no tenían dinero para pagar morían de hambre.

El nuevo rey, Carlos I, ordenó una inspección de Bethlem en 1631. Se inició una investigación cuando se determinó que la mayoría de los pacientes probablemente iban a morir de hambre. Crooke fue despedido dos años más tarde. Carlos I puso un nuevo sistema que incluía un médico, un cirujano y un boticario.

El hospital se cerró en 1667 y reabrió en un nuevo edificio en Moorfields. Este nuevo hospital era muy grande y costoso, se hizo conocido como el “palacio de los lunáticos“. Después de tan sólo 13 años, se abrió al público como atracción turística, aun cuando había enfermos mentales dentro.

Sí, el edificio era más lindo, pero eso era todo. Los pacientes todavía eran tratados cruelmente en este hermoso palacio, considerados como prisioneros en lugar de personas enfermas. Estaban desatendidos, muertos de hambre y encerrados en aislamiento. A los visitantes del hospital, se les permitía interactuar con los pacientes, y los visitaban casi como si estuvieran viendo animales en un zoológico.

Turistas de todos los barrios de Londres daban monedas a los internados para animarles a cantar canciones y bailar. Algunos de los pacientes se vieron obligados a cumplir en contra de su voluntad.

Los visitantes no eran supervisados. Bebían alcohol y caminaban entre los pacientes sin restricciones. Las vacaciones atraían grandes multitudes ruidosas en búsqueda morbosa por ver a los “locos”. Un escritor que vivía en Londres en esa época dijo que Bethlem era “Un paseo de holgazanes y ladrones”.

Un nuevo director llegó en 1795, John Haslam. Él aseguraba poder curar la locura, y practicaba su propio tratamiento en los pacientes. Eran golpeados severamente hasta que pudieran comportarse de la manera que él exigía. Su enfoque terapéutico involucraba una dominación completa. Los pacientes recibían baños de agua fría y eran obligados a sentarse en columpios para terapia de rotación.

El cirujano jefe en ese momento era Bryan Crowther, contratado por el propio Haslam. Crowther comenzó sus propios experimentos en el depósito de cadáveres, diseccionaba cuidadosamente los cerebros de pacientes muertos. En ese momento, este tipo de prácticas eran ilegales.

En 1814, un extraño visitó el hospital y vio las condiciones deplorables en las que estaba. Encontró pacientes encadenados a las paredes, desnudos y desnutridos. Un ex infante de marina, estaba atado a un arnés con una cadena que era controlada por el personal. El hombre había estado atado entre nueve y doce años hasta ese momento.

Bocetos del interior del hospital fueron publicados en el periódico, forzando otra indagación. Se convertiría en la mayor investigación sobre un asilo en la historia. Tanto Haslam y su cirujano jefe fueron despedidos.

En un esfuerzo por renovar Bethlem una vez más, un nuevo edificio fue construido en 1815 en St. George’s Fields. Todos los pacientes fueron trasladados al nuevo edificio que no era lo que parecía ser. La calefacción no funcionaba y las condiciones pronto empeoraron a medida que llegaban más pacientes. Nuevos edificios fueron construidos en los últimos años porque la demanda de habitaciones iba en aumento.

Las cosas cambiaron cuando el Médico Residente William Hood se hizo cargo en 1852. Sus técnicas terapéuticas promovían un ambiente pacífico y tranquilo. Trajo revistas y artesanías para mantener a los pacientes ocupados. Incluso se celebraban bailes mensuales donde los pacientes podían mezclarse con el personal y los visitantes, pero ya no de una manera extraña y espeluznante. Bethlem dejaba de ser, poco a poco, el peor hospital del mundo.

Un nuevo edificio fue adquirido en 1926, y toda la operación se trasladó a Beckenham en 1930. Bethlem permanece aquí hasta nuestros días luego de casi 800 años. Un museo fue abierto en 1970 que muestra obras de arte de los pacientes y los archivos de la historia del hospital. Bethlem sigue prestando atención psiquiátrica.

Los días de encadenar de los pacientes a las paredes y matarlos de hambre ya terminaron aunque al hospital todavía se lo conoce como Bedlam, La casa de los Locos.


FUENTE:
-www.historiasreales.net/peor-hospital-psiquiatrico-del-mundo/
-www.bbc.com/mundo/vert-cul-38517703

 
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