domingo, 17 de agosto de 2014

El hombre del patio - Historias de terror


-Todo comenzó cuando vi a mi hijo mirando por la ventana de su dormitorio- comenzó así su relato el hombre recostado en el diván-. Cuando le pregunté qué era lo que miraba, Dany señaló a través de la ventana y dijo: “Hay un hombre ahí afuera, parado en el patio". Inmediatamente pensé que se trataba de un pervertido. Los hay a montones en este mundo, ¿no le parece, doctor? Agarré el cuchillo y salí al patio hecho una furia, dispuesto a cortar sus pelotas. Pero ahí no había nadie. Regresé a la habitación de mi hijo y le pregunté por qué me había mentido. Pero el chico volvió a señalar hacia fuera. “Está ahí”, dijo, “sólo que no puedes verlo, porque está muerto”.

El psiquiatra soltó un leve gruñido como respuesta. Se inclinó sobre su libreta y escribió:

“Padre violento. El hijo reclama atención, probablemente a causa del divorcio”.

-Continúe, por favor- dijo, inclinando la cabeza.

El padre se acomodó sobre el diván y siguió con el relato.

-Después de esa vez mi chico no volvió a parar. Yo le decía que cortara con esas historias, porque asustaban a su hermanita Agustina, pero él siguió y siguió. Decía ver fantasmas por todos lados: cuando íbamos a hacer las compras, en la escuela, incluso en el puto jardín de infantes de Agustina. Dijo que veía el fantasma de un chico jugando en el arenero, que lo saludaba, ¿puede creerlo?

El psiquiatra no dijo nada, pero en su libreta anotó:

“Probable esquizofrenia del chico. Delirios persecutorios del padre”.

-¿Sigo hablando?- dijo el hombre.

-Claro.

-Es que usted me distrae cuando escribe en su cuaderno, ¿sabe?

-Es mi trabajo, señor Donovan. Usted no preste atención a lo que yo haga, concéntrese en la historia.

El padre murmuró algo por lo bajo, pero luego continuó:

-La gota que derramó el vaso fue la semana pasada, el sábado. Me tocaba a mí cuidar a los chicos, por eso del régimen compartido, pero aproximadamente a las ocho de la noche llegaron sin avisar mis amigos y compañeros de barajas. Así que encerré a los chicos en el dormitorio y les dije que no hicieran mucho barullo, porque papá quería pasar una noche tranquila con sus amigos. La nena no dijo nada, ella pobrecita siempre fue calladita, pero Dany empezó con las quejas.

Dijo que el hombre del patio no los iba a dejar dormir. Que cada vez estaba más cerca, y él tenía miedo, porque el hombre no era un fantasma común, sino algo mucho "más malo" que eso. Lo peor fue cuando Agustina, con ojos asustados, secundó a Dany y dijo que también había comenzado a verlo. Incluso me mostró un boceto que había hecho de aquel hombre; siempre fue muy buena en el dibujo, constantemente dibujaba cosas lindas como mariposas o flores, pero la cosa horrible que me mostró esa vez terminó por sacarme de mis casillas. Agarré a Dany y lo sacudí. “¿Ves lo que pasa por andar diciendo estupideces? Ahora tu hermana también cree en esas cosas”, le dije. Lo llevé de las orejas a la ventana y señalé hacia fuera. “Ahí no hay nadie, ¿lo ves? No hay ningún hombre muerto en el patio. Así que no quiero más historias de esa mierda, ¿entendiste?”. Dany agachó la cabeza y no dijo nada, pero algo en su mirada me hizo creer que traería problemas esa noche.

El psiquiatra volvió a escribir en su libreta.

“Graves problemas de alcohol”.

El padre parecía estar cada vez más agitado.

-Regresé al living y por unas horas me olvidé de ellos. Esa noche mis amigos apostaban fuerte, y la verdad no ligué nada. Eran las doce de la noche y casi me habían desplumado. Estaba furioso. Aposté mis últimos cien pesos y luego tiré las barajas. Cuando miré mis cartas, no podía creerlo: era la mejor mano que me había tocado en mi vida. ¡La mejor!
Tenía todo a mi favor para recuperar el dinero perdido.

-¿Y entonces?

-El grito. O mejor dicho, los gritos. En la habitación de los chicos. En ese momento juro que pensé en matarlo. En matar a ese chico. Pero sin embargo continué jugando.

-¿Continuó jugando, pese a los gritos?

-¡Era la mejor mano de mi vida! ¿Es que no lo entiende? Además ya estaba acostumbrado a esas cosas, esos estúpidos juegos de Dany. Él y sus putos fantasmas muertos. Seguí jugando y por fin, Dios bendito, gané algo. Entonces el Pato Esquivel, uno de mis amigos, me dijo: “Hey, Donovan, ¿no tendrías que ir a ver qué carajo pasa en esa habitación? Esos niños gritan como endemoniados”. Así que fuimos a ver. Yo fui el primero en entrar a esa habitación, estaba muy borracho y…

-¿Qué fue lo que vio?- dijo el doctor, luego de anotar en su libreta:

“Adicción al juego”.

-Le reitero, doctor, que estaba borracho- dijo el hombre, con ojos suplicantes-. Es posible que lo que vi no sea más que… no sé, un delirio. Cuando uno bebe…

-¿Qué fue lo que vio?- insistió el médico.

-Vi a mi hijo, flotando a unos cuarenta centímetros de la cama- dijo el hombre, apresuradamente-. Tenía los ojos en blanco, y una baba negra le corría por el mentón. Pero peor fue lo que vi detrás de él…

-¿Qué vio?

-Había una cara- dijo el hombre, echándose de repente a llorar-. Una cara que salía de la pared. Tenía dientes como cuchillas, y sus ojos brillaban como linternas en la noche. Una cara que era exactamente igual a la que mi hija había dibujado…

-Usted dijo a la policía que la ventana estaba abierta…

-Sí, sí…

-Y que su hija menor, Agustina, no se encontraba en la habitación…

-Después de atender a Dany, de sacarlo de su “trance” o lo que diablos fuera eso, comenzamos a buscarla. Dany gritaba que "el hombre del patio" se la había llevado, pero claro que no le creímos. La buscamos por todos lados, aunque no pudimos encontrarla. Ella… ella era mi pequeñita y…

-¿Sabía usted, señor Donovan, que cuando hallaron a su hija, en el descampado detrás de su casa, se encontraba completamente desnuda?

-Lo sé. Dios misericordioso, lo sé…

-¿Y que cuando realizaron la autopsia correspondiente, Agustina tenía señales de haber sido violada por varios hombres?- el psiquiatra parecía haber perdido su tranquilidad académica. Había dejado la libreta a un lado y casi hablaba a los gritos- ¿...Y que parte de los rastros encontrados debajo de sus uñitas, pertenecen a usted?

-Sería incapaz de hacer daño a mi pequeña… lo juro…- el hombre de repente alzó la cabeza y miró al psiquiatra, con los ojos convertidos en ranuras de odio-. Usted… usted me tendió una trampa. Dijo que sólo quería curarme, pero veo que su intención es meterme entre rejas. Lo mataré, doctor.

Se paró del diván y comenzó a avanzar hacia el psiquiatra. El doctor apretó un timbre y de inmediato entraron a la habitación dos policías, que redujeron al hombre y se lo llevaron.

-¡No fui yo, doctor!- decía el hombre, mientras lo llevaban a la rastra por el pasillo del hospital-. ¡Sería incapaz de hacerle daño a mi hijita! Sé que soy un miserable borracho, pero debe creerme…

El doctor volvió a sentarse y suspiró.

-¿Se encuentra bien, doctor Alves?- le preguntó su secretaria, que había asomado a la puerta al escuchar el griterío.

-Creo que sí, Lorena. Los policías actuaron muy rápido. Ahora por favor, déjeme a solas, debo terminar el informe.

La secretaria se retiró, y el doctor abrió su libreta. De inmediato saltó sobre su silla. En la agenda había un dibujo infantil, hecho con la lapicera. Se trataba de un rostro horrible, demoníaco, que mostraba unos dientes afilados como cuchillos. Debajo decía lo siguiente:

NO ES ESQUIZOFRENIA.
NO ES ALCOHOL.
NO ES ADICCIÓN AL JUEGO.
EXISTE.
Y SE ENCUENTRA DETRÁS DE USTED.
OBSERVÁNDOLO POR LA VENTANA.

El doctor se dio vuelta rapidamente. La silla giratoria crujió bajo su peso.

-Jesús bendito- dijo el doctor, que hasta ese momento se manifestaba ateo. Sus esfínteres se aflojaron y su cabello entrecano comenzó a caer, como los pétalos de una flor de repente marchita.

Lo encontraron tres horas después, aún con el rostro en dirección a la ventana: parecía un anciano de ciento veinte años, y se había arrancado los ojos.


AUTOR: Mauro Croche

miércoles, 13 de agosto de 2014

El espejo se oscurece - Historias de terror



Jorge era un experimentado chofer de ambulancia. Sabía que su trabajo no era el mejor del mundo, tampoco era que pagaran demasiado, pero al menos cubría el turno de noche y a él siempre le había gustado ese aspecto ya que la jornada se hacía más tranquila por el bajo indice de accidentes.

Una vez, a eso de las doce, mientras cubría una emergencia, se le dio por mirar a través del espejo retrovisor; lo que vio le heló la sangre. Sobresaltado, echó un vistazo hacia atrás y su compañera, una joven médica recién graduada, le preguntó si se sentía bien.

-No es nada- respondió con voz firme Jorge.

Pero sabía que no era cierto: acababa de ver, en el espejo, el destrozado rostro de un muerto, que le hacía muecas de dolor o desesperación.

Desde entonces comenzó a ver ese tipo de cosas. Gente fallecida, ancianos de rostros cadavéricos, jóvenes con los cráneos rotos, incluso niños. Siempre los veía a través del retrovisor de la ambulancia, como si sus espíritus aún estuvieran allí atrás, anclados a la caja del vehículo. Jorge se consideraba un tipo valiente, pero aquella incesante procesión de visiones sobrenaturales terminó por afectarle naturalmente los nervios. Primero pidió el cambio de unidad, luego de turno: pero no importaba qué ambulancia manejara, tampoco la hora: los muertos se le manifestaban igual.

Consultó entonces, en secreto, a una amiga de su madre, que era parapsicóloga –o al menos decía serlo. La mujer, luego de escuchar su relato y examinarle la palma de las manos, asintió con la cabeza y le sonrió.

-Querido, por extraño que parezcan mis palabras, lo tuyo es una bendición. No estás viendo en ese espejo a la gente que murió, sino la que está por morir. Tu misión es prevenirlas y dejar que decidan el camino por recorrer. De lo demás, Dios se hará cargo; tú sólo eres un mensajero.

Las palabras de la bruja podían ser sabias, no así sus consejos. Jorge lo descubriría días después, al ver a través del espejo retrovisor la imagen de una chica pelirroja con un cuchillo en su garganta. No pudo sacarse aquel pensamiento hasta semanas más tarde, cuando mientras caminaba por el centro, la reconoció. Iba de la mano de un hombre mucho mayor, el cual parecía ser su padre. Jorge se acercó y le advirtió que tuviera cuidado. El hombre se volvió, lo observó, y luego miró a la pelirroja, con una expresión terrible en los ojos.

-¿Y este, quién es?

-No lo sé, es la primera vez que lo veo- se defendió de inmediato la chica.

-¿Anduviste sacándome los cuernos, hija de puta?

-No, te juro que…

La escena se puso tensa muy rápidamente. La gente que pasaba por la calle los miraba y señalaba. Jorge retrocedió unos pasos y posteriormente se escabulló entre la multitud. Al día siguiente, vio el rostro de la pelirroja en el periódico: su marido le había clavado un cuchillo por la noche, al parecer víctima de un ataque irracional de celos. La policía aún lo buscaba y no había pistas sobre su paradero.

Después de ese incidente pensó en renunciar al trabajo, pero era lo único que tenía; además, el mercado laboral estaba muy complicado. Siguió manejando la ambulancia y viendo, en el espejo retrovisor, a la gente que iba a morir. Al principio evitaba mirar el espejo, trataba de conducir la ambulancia sin utilizarlo, pero luego, cuando pasaron los meses y sus nervios empeoraron, comenzó a sentir otra cosa. Algo perturbador, pero a la vez profundamente satisfactorio. Por primera vez en su vida, comenzaba a sentirse alguien importante. Sabía lo que todos (y a la vez nadie) querían saber: quiénes serían los próximos. Comenzó a mirar el espejo retrovisor con mayor frecuencia, a la búsqueda de nuevos muertos. Un día, reconoció a un anciano que había visto anteriormente en el espejo, caminando con lentitud por la vereda. Aminoró la marcha de la ambulancia y le dijo:

-Morirás muy pronto.

El anciano se detuvo y lo miró con la boca abierta. La mujer que iba con él le lanzó una andanada de insultos y lo escupió.

Jorge siguió manejando. Se sentía muy bien. Puso una canción que le gustaba mucho en el estéreo, y comenzó a silbar la melodía.

Repitió aquel acto varias veces, hasta que alguien anotó la patente y lo denunció. Lo despidieron sin muchos preámbulos. Jorge se retiró a su casa y desde allí siguió pronosticando las muertes de las personas, ya que había descubierto que no era imprescindible mirar por el retrovisor de la ambulancia para tener ese conocimiento: bastaba con hacerlo en cualquier espejo.

La gente lo evitaba siempre que podía. Ni siquiera lo miraban y todos los vecinos, incluido su hermano, le habían retirado el saludo. Por las tardes, Jorge montaba en su bicicleta y sembraba el terror en la ciudad. Con su dedo señalaba hacia aquí y hacia allá y decía: “Serás tú, y tú, y tú también”. La gente se escondía en las tiendas y en los zaguanes cuando lo veía pasar, porque sabían que sus pronósticos nunca fallaban.

Hasta que un día, alguien hizo lo que nadie hasta ese momento se había atrevido a hacer: se asomó a una ventana con un rifle, y le voló la tapa de los sesos.

El cuerpo de Jorge cayó sobre un puesto de diarios y revistas, haciendo un desparramo infernal. Cuando aparecieron los paramédicos, le quitaron las ropas roñosas que llevaba desde que lo habían despedido en el hospital, y se sorprendieron al darse cuenta que debajo había un traje negro. Jorge se enteró inevitablemente que iba a morir, sus propios espejos se lo habían dicho, y se había vestido adecuadamente para la ocasión. Uno de los paramédicos revisó el bolsillo y frunció el ceño.

-¿Qué es esto?

Sacó un aparato cuadrado, que tenía un letrero luminoso indicando un conteo inverso.
Instantes después, la bomba casera estalló, y los vecinos que sentían alivio por la muerte de Jorge volaron en pedazos.

lunes, 11 de agosto de 2014

Caso Slenderman: Niñas intentan asesinar en su nombre



"Lo hice para que supieran que Slenderman existía". "De no hacerlo, hubiera asesinado a mi familia", estas declaraciones en donde se invoca a un terrorífico personaje de ficción, fueron dadas por Morgan Geyser y Anissa Weier, las niñas de 12 años que durante el fin de semana protagonizaron un terrorífico crimen contra una compañera de colegio.

"Mi parte mala quería que muriera, la buena quería que viviera", confesaba Geyser a la policía del condado de Waukesha, en Wisconsin, unas horas después de apuñalar a su amiga. El crimen no lo perpetró sola, lo hizo con Weier, ambas habían planeado durante varios meses cómo y cuándo atentarían contra la vida de una compañera para rendir pleitesía al personaje del sitio web Creepypasta Wiki.

Las 19 apuñaladas que recibió la pequeña víctima, cuya identidad no ha sido revelada por las autoridades, les haría ganarse un espacio en la ficticia y macabra mansión de Slenderman, ubicada en el Bosque Nacional de Nicolet. En efecto, las trastornadas Morgan y Anissa se enrumbaron hacia allá luego de atacar a su amiga. El sheriff del condado de Waukesha las encontró horas después del crimen caminando en la ruta I-94. Anissa traía una cuchillo con una hoja de más de 12 centímetros de largo en la mochila. Morgan vestía una casaca con rastros de sangre, había limpiado el arma blanca en ella.

De acuerdo a sus testimonios el crimen fue planeado con mucha antelación. El viernes 30, como era costumbre para Morgan Geyser, los padres de la menor le dejarían traer a dos amigas a dormir. Las niñas esperarían hasta las 2:00 a.m. para colocarle cinta adhesiva sobre la boca a la víctima, acuchillarla y cubrirla con una manta. Mientras ambas huían llevando una mochila de provisiones (barras de granola, las fotos de sus padres, ropa y botellas de agua). Ninguna se atrevió esa madrugada. El crimen lo cometerían al día siguiente en el baño público de un parque.

"Solo escuchaba gritos", recordó Geyser, la menor confesó a la policía que no sintió remordimientos. El momento más espeluznante en el interrogatorio inicial fue cuando dijo, reviviendo a Slenderman: "hubiera también pedido que la maten".

Weir dijo haberse sentido un poco apenada, y en un principio incluso sorprendida de que su amiga considerara probar que Slenderman era real. Cuando las menores no cumplieron con el retorcido plan durante la 'pijamada', fue justamente Anissa quien recordó el baño del parque David, lugar perfecto para cometer el crimen, al contar con una alcantarilla por donde podía escurrir la sangre de la pequeña, indicó Weir.

Ambas esperaban convertirse en representantes o ayudantes de Slender (proxys), un personaje descrito como un ser sin ojos, ni boca, ni cabello. Como alguien de porte alto, ropaje oscuro y de cuyos dedos se desprenden enredaderas que le permiten estar arraigado en el mundo humano.

Para las autoridades aún no queda claro quién inició el ataque, ambas menores se sindican como autoras de la estocada inicial. De acuerdo a Morgan Geyser si no hubiera cometido el crimen, Slender hubiera asesinado a su familia; para Anisse Weier, por el contrario, la idea de probar que el personaje existía a través de ellas, era una obligación. De una u otra forma, a ambas les seducía la recompensa de pasar el resto de sus vidas viviendo en su mansión.

El fiscal del condado ha pedido una pena de 65 años de prisión para ambas menores, además de seguir el proceso judicial en una corte para adultos. Los cargos que se les imputan y lo peligrosas que son han hecho que el tribunal que lleva su caso impongan una fianza de medio millón de dólares por cada una. Solo si sus familias pagan esta cantidad de dinero, las menores podrán llevar el juicio fuera de prisión.

Los diarios locales de Wisconsin como "The Milwaukee Journal Sentinel", han revelado que la única razón por la que dan la identidad de las menores -algo que no se hace en la cobertura de noticias- es debido a la severidad del crimen, a tal punto de que se juzguen a las niñas en cortes de adultos.

Por Gabriela Quevedo C. para "El Comercio" (4 de junio del 2014)



A continuación les dejo otra noticia sobre un caso también inspirado en Slenderman:

CINCINNATI, 11 de junio.- Una mujer de Ohio, Estados Unidos, afirma que fue brutalmente atacada por su hija de 13 años, quien está obsesionada con el personaje Slenderman, un ente ficticio surgido de la web y transformado en leyenda urbana, el cual protagoniza varios creepypastas.

La mujer, que no ha sido identificada por la policía para preservar su integridad, reportó a la televisora WLWT que su hija se encontraba esperándola en la cocina. Traía puesta una máscara blanca, un polerón con capucha levantada y las manos cubiertas con las mangas de su ropa.

La niña apuñaló a su madre en el rostro, el cuello y la espalda.

"Ella era otra durante el ataque", declaró la mujer. También aseguró que su hija tiene problemas mentales y que escribe frecuentemente de cosas aterradoras, a veces mencionando a demonios, sobre volverse loca y “caer en la oscuridad".

Después del incidente, la mujer descubrió evidencia de la obsesión de su hija con el ser en cuestión.

"Ella hizo referencias a matar, inclusive creó un mundo para Slenderman en el juego Minecraft", afirmó.

La mujer expuso que la agresión que recibió debe servir de advertencia para que los padres controlen más a los niños en internet.

La pequeña, que está siendo juzgada como una menor de edad, dijo a las autoridades que no recuerda lo ocurrido aquella noche.

El ataque es el segundo en semanas que se les atribuye a personas que se inspiraron en dicho personaje.



jueves, 7 de agosto de 2014

La fiesta del monstruo - Historias de terror



30 de Marzo de 2009
Querido diario: En dos días sería mi cumpleaños, así que toca mi obsequio especial. Estoy muy ansioso, mucho más que otros años. Estoy convencido que mi regalo será muy hermoso. Espero no decepcionarme.

31 de Marzo
Mamá y papá están organizando los últimos detalles de la fiesta. La temática será de “Los Muppets”, que es mi serie de tele favorita. La torta que mamá encargó a la señora de aquí a la vuelta, tendrá la cara de la Rana René. Aunque más que una rana, parece un duende. Se nota que con el pasar de los años la señora ve cada vez menos. Pero no tiene relevancia. Lo importante es que la fiesta será un éxito. Mis compañeros de tercer grado vendrán, jugaremos en el patio y nos arrojaremos los restos de comida cuando estemos satisfechos. Claro que yo no como, es decir, no lo que comen ellos, pero debo obligarme a meterme algunos bocados para disimular. Total, cuando nadie me ve, voy al baño y lo vomito. Lo hago siempre, incluso en las comidas con papá y mamá, nunca nadie se ha dado cuenta.
Ya falta poco, unas cuantas horas. Estoy muy ansioso.

Más tarde
Acabo de darme cuenta que mentí. Pero fue sin querer, más que una mentira, se trató de un olvido. Dije que nunca nadie se dio cuenta de que vomito la comida, pero eso no es cierto. Aquellos granjeros, que me adoptaron en el año ’67 (¿o fue en el ’68?), sí lo hicieron. Vieron que expulsaba la poca comida que consumía y casi nunca dormía. Fue entonces cuando trataron de matarme. Inevitablemente se percataron de que no soy como los demás. El granjero, creo que se llamaba Víctor, o Vittorio, entró a mi habitación por la noche, con un trozo de cuerda en sus manos, con intenciones que su mirada asustada evidenciaba a kilómetros. Lo que nunca calculó fue que la noche es mi ámbito natural. Allí es cuando me hago más fuerte. Soy como un caimán. Ellos se hacen temibles en el agua, pero son lentos y torpes en la tierra. A mí me ocurre exactamente lo mismo, con la diferencia que mi agua es la noche, y mi tierra el día. Así que le arrebaté la cuerda de sus manos y lo maté. Luego asesiné a la señora, que ni siquiera atinó a defenderse. Y por último a sus seis o siete chicos.

Puedo pasar mucho tiempo sin comer, años quizás: pero una vez que empiezo, es difícil detenerme.

Esa noche en la granja, la sangre de Victor, su pareja y sus hijos no me sació, por lo que tuve que entrar al establo a matar caballos y ovejas.
Desde entonces perfeccioné mucho mi estilo. No quiero que vuelva a ocurrir algo similar. Antes tal vez ponía cara de asco cuando masticaba la comida, pero ahora creo que he aprendido a disfrutar ciertas cosas, como por ejemplo el tomate (¿será porque es rojo?).

Bueno, querido diario, dejo de escribir y voy a descansar un poco, porque mañana será un día movido.

1 de Abril por la mañana
Mi cumpleaños. Por fin. Ya está todo listo para la fiesta. Mis compañeros vendrán a partir de las cuatro de la tarde.
Estoy seguro que esta vez he elegido muy bien el colegio, porque todos mis compañeros brillan y parecen repletos de energía. No como aquella vez, hace tres o cuatro años, cuando terminé en una escuela muy pobre y mis compañeros parecían tristes y apagados. Ahora será diferente: será mi mejor cumpleaños en los últimos cincuenta o sesenta años. Lo sé.

3 de la tarde
Creo que he cometido una estupidez. Mis padres están muertos.
Yo los maté. Los puse en el sótano. Mamá quedó con el cuerpo doblado sobre la lavadora. Me pareció injusto que acabara así, era una buena madre. Parecía muy feliz cuando me adoptaron a fin de año, y creo que hubiese dado la vida por mí. La ansiedad, fue eso lo que me traicionó. No sé por qué este año estoy tan deseoso. Estaba jugando con la Play cuando ocurrió. Apenas papá me puso una mano en el hombro, diciéndome: “Hijo, tenemos tu regalo de cump…” yo me volví como un perro rabioso y le destrocé el cuello. Mamá, que estaba detrás de él, con una bicicleta flamante en su mano, dejó caer primero el regalo y luego su mismo cuerpo, que quedó acuclillado sobre el suelo, como un creyente esperando recibir la bendición del sacerdote. Yo me abalancé sobre ella y le comí los ojos. No sé por qué hice algo así. Tal vez porque los tenía muy bonitos, de un color marrón claro muy cálido. Cuando te miraba podías sentir su amor traspasándote y resulta que yo ya no puedo sentir eso, no puedo sentir amor, sólo sed, por lo que continuamente me recordaba que estoy muerto. En este momento su encuentran ahí, los dos en la oscuridad del sótano, y mis planes se están yendo a pique, el cumpleaños todavía no comenzó. ¿Qué haré cuando vengan los primeros compañeros, acompañados de sus padres? Los adultos querrán hablar con los míos, sospecharán si yo salgo a recibirlos en soledad.
También están el payaso y el mago, que vendrán a las cuatro y media.
Tendré que encargarme de ellos, uno por uno.
No habrá fiesta. Maldición, hoy no habrá fiesta.

4 y media de la tarde
Los primeros invitados. Tal cual lo pensé, la mayoría de los padres querían hablar con los míos, por lo que tuve que hacerlos pasar y eliminarlos. Ahora, en el sótano, hay seis adultos además de mamá y papá.
Mis compañeros están en el cuarto de juegos. Hasta ahora han venido, por orden alfabético: Carlitos Aranda, que se orinó a principios de año en plena clase. Micaela Beltrán, que no para de mirarme. Valentina Bulicj (o Bulich), con esas trenzas que invitan a tirar constantemente de ellas. Álvaro DeLeo y Carina Parvis. Y finalmente, el matón de la clase, al que nadie quiere invitar para las fiestas y que yo tuve que insistir para que viniera. Me encargué de él con gusto y ahora su cabeza reposa en el refrigerador, entre la fuente de ensaladas y los sanguchitos de queso. El resto de su cuerpo está en el cuarto de juegos, como ya he dicho, junto con mis compañeros descuartizados.
Ahora debo irme, tocan el timbre. Llegan más invitados.
No la estoy pasando tan mal, después de todo.

10 de la noche
Se acabó. Todo terminó de golpe. Ahora escribo escondido entre unas rocas del bosque, sin parar de temblar. Sucedió algo realmente espantoso. Ni siquiera yo lo entiendo aún del todo.
El payaso. Fue él el causante de todo. Llegó un poco retrasado, pero en cuanto le abrí la puerta supe por qué me había sentido tan nervioso los días anteriores. Para ese entonces me había bebido la mitad de mis compañeros, y mi sed crecía conforme pasaban los minutos. Al igual que aquella vez en la granja, no sabía si podría contenerme.
Pero resultó que sí, que podía.
Apenas lo vi, parado en el umbral con un racimo de globos en la mano, supe que no era humano, sino algo terrible vestido de payaso. Resulta que, de todos los payasos que había en el mundo, mis padres contrataron -¿probablemente sin saberlo?-, a una bestia inhumana e inmortal como yo, pero de otro tipo e infinitamente más poderosa.

Mis esfínteres se aflojaron de inmediato, pero claro que, como había bebido tanta sangre, mis pantalones celestes se tiñeron de rojo en la parte de adelante. Traté de huir, de esconderme en la oscuridad del sótano, pero el payaso me siguió y me sujetó con su mano que parecía una raíz. Intente de escaparme, de morderlo, pero pese a que soy muy fuerte, ni siquiera le hice daño. Me sentó sobre la lavadora donde estaba mi madre y me dio un globo. “Tómalo”, me dijo. Yo lo tomé y enseguida reventó. Desde adentro salieron dientes de ajo, muchísimos dientes de ajo que me ahogaron y me dejaron tosiendo, mientras el payaso reía y se burlaba de mí. Luego introdujo la garra en mi vientre y sacó algo gomoso y sangrante, que por lo visto era mi vejiga, y con ella hizo un globo que flotó hacia el cielorraso. Sabía que no sería mi fin, a menos que me claven una estaca en el corazón y me corten la cabeza, yo no puedo morir, pero intuí que tampoco fue la intensión del payaso. Sólo quería jugar conmigo. Yo temblaba y lloraba, aunque ¿sabes qué, querido diario? También sentía cierto alivio, porque me daba cuenta de que podía sentir miedo, un terrible miedo y eso es algo humano que hacía siglos no experimentaba. Por ese motivo empecé a llorar más fuerte y mis lágrimas de sangre cayeron sobre el suelo evaporizándose. Cuando terminó de jugar conmigo, acercó su rostro blanco y me preguntó: “Cuántos”, yo enseguida supe que se refería a los invitados faltantes. Automáticamente le respondí: aproximadamente unos quince, y fue entonces cuando el payaso por fin me soltó diciéndome: “Son míos. Ahora vete”.

Así que aquí estoy, escondido en el bosque, aún llorando empapado de mi propia sangre y convenciéndome que pudo haber sido peor, al menos bebí de algunos compañeros, pero lo cierto es que ni yo me creo ese cuento, ahora sólo siento rabia, dolor, y miedo. Mis pensamientos no se apartan de ese maldito payaso y en lo mucho que me gustaría verlo destrozado; sé que ha continuado la fiesta sin mí, y eso es inconcebible, yo era el del cumpleaños, el verdadero agasajado.
Pasará mucho tiempo hasta que me recupere.
Dolor…
Miedo…

1 de Abril de 2014
Querido diario: Hoy es mi cumpleaños, nuevamente toca el regalo especial. Ya estoy completamente recuperado y listo para empezar una vez más...
Esta vez no habrá ningún payaso en la fiesta.

Autor: Mauro Croche

martes, 5 de agosto de 2014

"El Poltergeist de Enfield" la historia detrás de "El Conjuro 2" y adelantos del spin off "Anabelle" - Noticias, historias y videos de terror



Era solo cuestión de tiempo que Warner Bros y New Line Cinema se decidieran a sacar una segunda película e incluso un spin off. Después del triunfo de la primera, la segunda parte de esta saga de miedo, se centrará en los años 70 y nos contará otro caso real de los investigadores paranormales, Ed y Lorraine Warren. Su estreno se espera para el 23 de octubre de 2015.

Esta vez podemos ver a la pareja intentando ayudar a una familia (una madre soltera y sus cuatro hijos), en la cual las dos niñas de 11 años manifiestan conductas de posesión. La historia transcurre en un pueblo del norte de Inglaterra llamado Enfield.

Es uno de los peores y más escalofriantes casos de los Warren, ellos afirmaban que vieron como se movían solos los muebles, como las niñas levitaban, su cambios anímicos y físicos y como lograban posturas inhumanas, entre muchos otros fenómenos paranormales.

En 1992 la BBC emitió un documental de ficción titulado Ghostwatch, basada en la historia del Poltergeist de Enfield. En 2007 Channel 4 emitió otro documental de las hermanas, llamado “Entrevista con un Poltergeist”.

No se sabe todavía si James Wan estará en dirección o en producción, ya que según unas declaraciones de Vera Farmiga (actriz principal), Wan se encuentra muy estresado intentando terminar la película de “Fast and the Furious 7”, después del terrible accidente de Paul Walker.

El Spin Off de la muñeca embrujada se estrenará el 10 de Octubre del 2014 y ya tenemos el primer tráiler. El film se centrará en la vida de la muñeca, será una terrorífica historia de sus orígenes.

La "Raggedy Ann doll" fue creada por Johnny Gruelle en 1920 y fue muy famosa entre las niñas de los años 30, su éxito llegó hasta los años 70, año donde posiblemente comience la historia del spin off.

El diabólico juguete será el protagonista y veremos como va transformándose en un ser malvado y demoníaco. Empezando por atormentar a una pareja inocente que espera un hijo y terminando, por lo que parece, en las dos estudiantes que ya conocemos de la primer entrega.

La verdadera historia de esta muñeca es escalofriante y realmente existe. Se encuentra en el Museo del ocultismo, en la casa de la familia Warren en Connecticut. No se sabe todavía cómo nos contarán los trágicos acontecimientos sucedidos, pero promete tener intriga y miedo.

En el siguiente video podrán escuchar un relato de como fueron desarrollándose los extraños eventos y observar imágenes reales del caso del poltergeist de Enfield:



Y por último les dejo el trailer del spin off "Anabelle":



 
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