jueves, 28 de noviembre de 2013

"Casa tomada" narrado por Alberto Laiseca - Videos de terror


En este video podran ver a Alberto Laiseca (escritor argentino) narrando "Casa Tomada" de Julio Cortazar. Sin más que agregar los dejo con el video.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Casa tomada (Julio Cortazar) - Relatos famosos


Para el staff de Oscuridad Oculta "Casa tomada" de Julio Cortazar es un auténtico relato de terror, una obra maestra que no debe pasar inadvertida para nadie y mucho menos para los amantes del misterio. A continuación los dejamos con esta increíble historia...

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la mas ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ultimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y como nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejo casarnos. Irene rechazo dos pretendientes sin mayor motivo, a mi se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.

Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No se porque tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mi, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene que pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mi se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.

Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte mas retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte mas retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo mas estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble como se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.

Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venia impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tire contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.

Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:

-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro? 
 Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.

Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mi me gustaba ese chaleco.

Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.

-No está aquí.

Y era una cosa mas de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa. Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.

Irene estaba contenta porque le quedaba mas tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papa, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:

-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?

Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.

(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.

Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en vos mas alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)

Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamo la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.

No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían mas fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.

-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.

-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente. -No, nada.

Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.

Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.

Candle Cove - Videos de terror


Hace unos meses publicamos uno de los creepypastas más conocidos de internet llamado (como indica el titulo del post) "Candle Cove". Hoy les traemos esa misma historia pero narrada por Dross Rotzank (un popular youtuber) en un capítulo de "Voces anónimas" (programa de televisión uruguayo relacionado con el mundo del terror y misterio). Que lo disfruten...

El payaso de la mecedora - Videos de terror


El siguiente video pertenece al programa "Voces anónimas" y relata la famosa leyenda urbana conocida como "La estatua del payaso" o "El payaso de la esquina". En el post anterior pueden ver una de las versiones de la historia por si quieren leerla. Los dejo con el video.

lunes, 25 de noviembre de 2013

"Stitches" (Cortometraje) + "La estatua del payaso" (Leyenda urbana) - Historias y videos de terror



El corto que verán a continuación esta basado en una leyenda urbana llamada "La estatua del payaso". Que lo disfruten.



La estatua del payaso:

Había una vez una niñera, que cada sábado por la noche iba a la casa de una conocida familia para cuidar a los niños. Ella disfrutaba de sus relajantes noches de trabajo, ya que los pequeños se comportaban muy bien. Como siempre, a las 8 de la tarde fue en coche camino a la casa. Ellos la saludaron en la puerta. El padre de la familia le dijo que agarrara lo que quisiera de la nevera, y se fue a pasar la noche fuera.

La chica entró y se sentó en el sofá. El menor de los niños estaba durmiendo, mientras el otro jugaba silenciosamente en un rincón. Ella estaba mirando tele cuando oyó al más pequeño romper en llanto. La niñera fue arriba, lo calmó y lo tapó con las sábanas. La habitación estaba extrañamente fría. Al girarse para bajar las escaleras, la recorrió un escalofrío. De pie, en la esquina más lejana de la habitación, se encontraba la estatua a tamaño real de un payaso.

Su pálida cara le sonreía con una macabra sonrisa carmesí, y su exagerada nariz hundía sus labios estirados en las sombras. Llevaba una simple túnica roja con una flor blanca y un sombrero. El payaso aún reía siniestramente mientras la niñera tomaba a toda prisa su teléfono. Marcando el número del padre con rapidez, ella dijo: "Perdón por molestarle, ¿pero puedo cubrir con una sábana la estatua del payaso de la habitación de su hijo? Está comenzando a asustarme..."

Hubo silencio en la línea. El padre contestó: "Agarra a los niños y sal de la casa. No tenemos ninguna estatua de payaso." Aterrorizada, la niñera hizo caso al hombre y se hecho a correr...

...

El padre estaba sentado en el restaurante, algo nervioso y preocupado, pero comenzando a relajarse. Su teléfono volvió a sonar. Él contestó inmediatamente, para escuchar una respiración pesada. Alguien rió en silencio. "Perdón por molestarle, ¿pero puedo cubrir con una sábana el cuerpo de su niñera? Está comenzando a asustarme..."

miércoles, 20 de noviembre de 2013

"Lock Up" (corto) - Videos de terror


Sinopsis:

Un hombre se queda hasta altas horas de la noche corrigiendo cosas en su oficina, quedando absolutamente solo en un complejo. Al terminar y retirarse comienza a escuchar ruidos extraños. El hombre inevitablemente empieza a asustarse, para su desgracia se corta la luz, y por si fuera poco su linterna comienza a fallar...



Nota: Los subtítulos se activan con el icono que se encuentra entre el reloj y el engranaje en la barra de herramientas del video.

martes, 19 de noviembre de 2013

"Dead Set" de lo mejor del género zombis (2008) (miniserie) - Videos de terror



¿Cómo se enfrentarían a un apocalipsis zombi los miembros de un programa que esta incomunicado totalmente con el mundo exterior?...

Una pandemia de proporciones bíblicas está atacando el país. Los muertos se están levantando y cada persona a la que muerden pasa a formar parte de sus filas. Sólo hay un grupo de personas en el país que parecen ajenas a la crisis... los concursantes de "Gran Hermano". Pero su tranquilidad les va a durar muy poco tiempo…

Trailer:


Argumento de la serie por episodios y capítulos online.

Capítulo 1

Es noche de expulsión en la casa de Gran Hermano y mientras los concursantes se preparan para la gala, los responsables del programa trabajan a contrareloj para que todo salga bien.

Sin embargo, el caos en que se está convirtiendo Gran Bretaña también llega hasta el reality mientras los concursantes no se enteran de nada de lo que está ocurriendo fuera.



Capítulo 2

Tras haber sido mordida por uno de los zombies, Angel empieza a entrar en shock y el grupo traza un plan para conseguir medicinas, ir hasta un supermercado que se encuentra a más de un kilómetro de distancia en una furgoneta que está aparcada fuera.



Capítulo 3

Tras conseguir llegar al supermercado, Kelly, Space y Marky se encuentran con dos policías, que no les ponen las cosas fáciles, y varios zombies.

Además, en la casa, Angel muere y ataca a los demás, Patrick y Pippa están encerrados en una habitación escapando de Davina y Rick y Alex tratan de esconderse de un grupo de zombies.



Capítulo 4

Mientras Rick y Alex tratan de llegar sanos y salvos hasta la casa de Gran Hermano a través del río, Patrick pone en un aprieto a Kelly y el resto del grupo para que vayan a sacarle de la sala de control.



Capítulo 5

La casa se encuentra rodeada de zombies y Rick ha conseguido entrar en ella. Patrick cree que la infección sólo afecta a Gran Bretaña y quiere salir de allí y conseguir llegar a Francia sin embargo, los demás no ven tan claro que eso sea un buen plan.

 
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